Editorial


Lluvia y medios

Es otra reiteración un poco insensible decir que la crisis invernal en Cartagena –este año más grave que nunca-, aparece escrita, filmada o transmitida por radio y TV como la misma crónica anual, pero con diferentes personajes y lugares. Vale la pena recordar que en medio de esas repeticiones periódicas está el signo del desconocimiento de la gente respecto al papel de los medios escritos, hablados y televisados, ante cualquier hecho social que afecte, positiva o negativamente, a un conglomerado. Ese desconocimiento no es exclusivo de ningún estrato, dado que son muchos los ejemplos en los que ciudadanos de cualquier condición social y académica han dado muestras de no saber a ciencia cierta hasta dónde llegan las funciones del periodismo en sus formas diversas. Pero hablando de las consecuencias de las lluvias en la capital de Bolívar, obligatoriamente debemos referirnos a los habitantes de los barrios más pobres, porque son precisamente ellos quienes siempre llevan la peor parte después de que las nubes se rompen sobre sus cabezas. Son ellos quienes, después de pasados varios días y semanas soportando las inclemencias del tiempo, reciben a los periodistas con rostros de amargura y hasta con palabras un tanto desobligantes. “¿Para qué vienen? ¿Para qué sirven esas fotos, videos o grabaciones de voz, si ustedes no solucionan nada? ¿Para qué preguntan tanto?”, gritan muchos cuando ven a los periodistas, aunque con eso también estén dando muestras de no saber que el rol de tales profesionales no es reemplazar al Estado, sino informar seriamente sobre lo que ocurre, independientemente de cuál sea la naturaleza de los sucesos. “El periodismo no es la solución a los problemas, pero podría ser el camino para solucionarlos”, decía el extinto escritor español, el premio Nobel Camilo José Cela, como resaltando que el trabajo de los medios, cuando se hace bien, puede lograr que los responsables del bienestar de la comunidad se vean estimulados a cumplir mejor su misión y a rendir cuentas de ella. Mirando desde otro cristal las reacciones de los damnificados, hasta podría agradecérseles el que pongan toda su fe en que los medios de comunicación coadyuven a que las cosas algún día mejoren; y estamos seguros de que no son pocos los periodistas de la prensa escrita, hablada y televisada, comprometidos y de buen corazón, que quisieran tener en sus manos la varita mágica con que subsanar los padecimientos de sus coterráneos, pero ocurre que uno de los parámetros que exige este oficio es tener muy claros los límites de quienes lo ejercen. Esto último también lo olvidan quienes dicen que los periodistas “critican y no proponen”, aunque los únicos que pueden proponer (y criticar) son quienes escriben editoriales y columnas de opinión en periódicos y revistas, o las emiten en la radio y la televisión como editoriales, y no quienes reportan las noticias.

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