Editorial


Los controles de tránsito

En una muestra de sentido práctico, el DATT decidió, ante la imposibilidad de impedir que estos vehículos rueden por las vías de Cartagena, garantizar al menos que sus conductores tengan la documentación completa, incluido el seguro obligatorio de accidentes, y que se les haya realizado la revisión técnico-mecánica, para que no ofrezcan riesgo a quienes los utilizan.

Los colectivos prestan el servicio de transporte en rutas que no son cubiertas por los buses y busetas de transporte autorizado, entre ellas la del Paseo Bolívar, Canapote y Daniel Lemaitre, y si fueran retirados de las vías, se causaría un perjuicio enorme a miles de habitantes de esos barrios.

Sin embargo, es imprescindible que sus conductores sean responsables, que cumplan con todas las normas de tránsito y que no contribuyan a la congestión vial como lo hacen los buses de servicio urbano y los taxis que funcionan, también sin autorización, como colectivos.

Por supuesto, no es presentable que en una ciudad como Cartagena, en el centro de la mirada nacional e internacional, funcionen medios de transporte que no tienen autorización, como los camperos y taxis colectivos, y las mototaxis, pero hay que reconocer también que el servicio legítimo está muy lejos de ser eficiente y cómodo; por el contrario, es un servicio molesto, peligroso y demorado.

Es imperativo que la ilegalidad termine y que sólo circulen por la ciudad los vehículos autorizados, una situación que debe empezar a resolverse ya.

En el caso de los camperos colectivos, hay un elemento agravante, que el propio director operativo del DATT, Humberto Ripoll, ha revelado. Se trata de que vehículos de este tipo circulan con chips de tanques de gas falsificados, para evitar el trámite de recertificación.

Hay que felicitar al DATT por la decisión de intensificar estos operativos, los cuales deben extenderse a los buses y busetas que prestan legítimamente el servicio de transporte colectivo de pasajeros en la zona urbana, porque, además de que la mayoría de sus conductores violan las normas básicas de tránsito, se han convertido en el mayor obstáculo para la movilidad ágil en las vías locales.

Entre la gente de la ciudad existe la convicción de que los conductores de buses y busetas son intocables por las autoridades de tránsito, pues todos los días hay evidencia palmaria de que obstaculizan el flujo de tráfico cuando van lentamente, o se vuelven un peligro para todo el mundo cuando avanzan desaforadamente por vías estrechas de doble sentido.

Es una buena noticia el anuncio del DATT de que continuará realizando frecuentemente operativos del control en diferentes puntos de la ciudad, para garantizar que los vehículos que circulan se encuentren en buen estado y no representen riesgo para los conductores o peatones.

El éxito de estos operativos radica en su continuidad y en el ejercicio decidido e indeclinable de la autoridad.

 

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