Editorial


Los trancones de la ciudad “competitiva”

La falta de movilidad en Cartagena es recurrente en este espacio editorial porque perjudica a la ciudadanía de todos los estratos.
Las obras de Transcaribe causan trancones enormes, pero también sirven de pretexto para que las autoridades no corrijan la suma de pequeñas irregularidades de tránsito que atascan la ciudad mucho más que si hubiese tres Transcaribes construyéndose al tiempo.
La Pedro de Heredia es quizá la vía más caótica por las razones de siempre, destacándose las faltas de cortesía y civismo, aupadas por la inexistencia de una autoridad persistente y acatada. De los Cuatro Vientos hacia Turbaco el caos es infernal, si es que ese adjetivo alcanza a describir el irrespeto mutuo entre conductores de diversos vehículos, y entre éstos y los peatones. De la Calle Larga (y de la Calle 70 de Crespo) hemos hablado muchas veces, y siguen las mismas anomalías.
Manga dejó de ser un barrio residencial, no porque allí no viva gente, sino porque su uso vial contradice las características de un área destinada a ese fin. Hay licoreras que fungen de bares sobre las aceras y vías, tiendas y almacenes con carretas de tracción animal llevando materiales, carros aparcados en todas partes y humanos haciendo animaladas en sus automotores.
No solo es el barrio por donde ir a trabajar a Mamonal, sino que entran por allí a laborar diariamente miles de personas de varias poblaciones “dormitorio” aledañas a Cartagena, como Barú (con tres pueblos), Pasacaballos, Ternera, Turbaco, Turbana, Ballestas y Arjona, entre varias otras.
Desde el peaje de entrada a Manga, a la altura de la Sociedad Portuaria, comienza el trancón que inmoviliza la 4ª Avenida y que concluye en el semáforo diagonal a las nuevas instalaciones del DATT, al lado del Cementerio de Manga. Esta doble columna de autos se divide hacia el Puente Román y hacia el Puente de Las Palmas.
Como ocurre en toda la ciudad, la 4ª Avenida tiene autos aparcados a ambos lados, obstaculizando el tráfico. Allí también campea -¡todos los días!- la quintaesencia de la descortesía ciudadana, la “viveza” de los con-ductores y la ausencia de autoridad.
Cualquiera supondría que las autoridades que manejan el tránsito en Cartagena tendrían alguna planificación para llegar a ciertas metas, pero es obvio que a pesar de que la Policía Nacional tiene 100 hombres dedicados a la actividad y el DATT otros pocos, no han consolidado ninguna, seguramente porque son muy pocos.
Debería haber al menos un lugar como ejemplo para implementar progresivamente en otros sitios, pero no solo no lo hay, sino que al frente de la propia Alcaldía se cometen las mismas infracciones varias decenas de veces al día: virar por las cebras, parar a recoger pasajeros, no dejar pasar a los peatones, etc.
Al menos por pudor, ese lugar debería ser ejemplo del buen comportamiento, pero ni allí se ha logrado. Si eso ocurre en esta Administración, que Dios nos guarde de algunas de las que podrían venir.

Errata: en el editorial de ayer debimos decir alcaldesa donde escribimos funcionaria.


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