Editorial


Más carros en las mismas vías

El año pasado, en Colombia hubo una venta sin precedentes de 253.869 vehículos automotores, un aumento del 37,1% frente al año 2009, y en el primer trimestre de este año, la venta creció un 51%, lo que significa un enorme número de nuevos carros circulando y una infraestructura vial que no responde a este vertiginoso crecimiento.
Una buena cantidad de esos nuevos vehículos están circulando en Cartagena, la ciudad que más problemas tiene en materia de vías, porque su situación geográfica le impide expandirse en nuevas y amplias avenidas.
La densa nube vehicular crece cada día y ya sus vías sin insuficientes para albergar el flujo diario de tránsito, lo que deteriora la movilidad y crea un caos permanente, con la consecuente molestia para los ciudadanos.
El primer síntoma de la saturación de carros son los embotellamientos, que en Cartagena se están volviendo el pan de cada día, agravados por la absoluta desobediencia a las normas de tránsito.
A juzgar por las cifras de la industria automotriz en los últimos años, debe esperarse un crecimiento sostenido de la venta de carros, de manera que en poco tiempo, el número de vehículos circulando podría duplicarse, y el primer efecto sería un deterioro mayor de la movilidad, aumento de los atascos y del caos en las vías urbanas.
En Cartagena, este problema se agrava en ciertos sectores como Bocagrande, Manga y Crespo, donde se construyen aceleradamente edificios de 25 y hasta 30 pisos, que una vez ocupados aumentarán el número de carros usando las mismas calles ya insuficientes, por donde los buses urbanos, taxis y mototaxis se trenzan a diario en una competencia frenética que las vuelve peligrosas.
En el caso de Manga y Bocagrande, a la cantidad de carros moviéndose hay que sumarle la rápida y profunda destrucción de las vías, con huecos y desniveles, que hacen más complicado el tráfico.
Es evidente que el problema de la movilidad no es un asunto que se resolverá sólo con más operativos de control o con el ejercicio indoblegable de la autoridad.
Cuando empiece a funcionar Transcaribe, un momento que cada día se aleja más y más, saldrán de las vías un buen número de buses y busetas, siempre y cuando las autoridades sean drásticas en impedir que se reciclen en otras rutas. Mientras tanto, el servicio de transporte urbano, imprescindible para la movilización de la gente, es también la principal causa del caos en las vías.
Un primer paso para descongestionar las vías es retirar de circulación los carros viejos como lo determinan las normas de tránsito, por ejemplo los camperos que prestan el servicio de transporte colectivo en barrios por donde no pasan las rutas de buses.
También es hora de poner freno a la introducción de nuevos taxis, porque da la impresión de que hace mucho tiempo la oferta superó con creces a la demanda.
Y sobre todo, hay que poner en práctica propuestas viales audaces, empezando por un sistema de transporte masivo eficaz como esperamos que sea Transcaribe, complementado con la ampliación de vías neurálgicas, construcción de otras para conectar avenidas principales, puentes elevados y, sobre todo, manteniendo en óptimo estado las vías existentes.

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