Editorial


Más golpes contra la prensa

Cuando la prensa es acallada, se viola la libertad de expresión y la democracia va muriendo para dar paso a la dictadura. En julio pasado se cumplieron 38 años de la publicación en el periódico The New York Times, de un voluminoso conjunto de documentos secretos del gobierno de Estados Unidos, conocidos como “Los papeles del Pentágono”, los cuales demostraban que se le había estado mintiendo al país de manera sistemática, a través de una política de ocultación y engaño, sobre los verdaderos costos de la Guerra de Vietnam. Varios presidentes, hasta el dimitente Richard Nixon, optaron por prolongar el conflicto, a sabiendas de las pocas posibilidades de ganarlo, es decir, cada uno prefirió sacrificar soldados y gastar recursos en vez de retirarse de Vietnam, para no ser recordado como el mandatario que perdió una guerra. A la publicación de los documentos siguió una intensa batalla jurídica, que terminó con un fallo histórico de la Corte Suprema, que ratificó la vigencia de la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que prohíbe legislar sobre la libertad de expresión. Un miembro de la Corte Suprema diría que el propósito de la Primera Enmienda fue “crear una cuarta institución, fuera del gobierno, a manera de control adicional sobre las tres ramas del poder público”, es decir, el famoso “cuarto poder” con que se designa a los medios de comunicación. Desde entonces, la prensa ha sostenido, no sólo en Estados Unidos, sino en el mundo entero, una lucha tenaz contra la censura y las restricciones impuestas por los gobiernos, poderosas corporaciones privadas y temibles grupos criminales, que sigue con igual, o mayor intensidad, aunque se han logrado avances enormes. Muchos gobiernos latinoamericanos han intentado restringir a la prensa, pero ninguno ha llegado tan lejos como el de Venezuela, que revocó las concesiones a 34 radioemisoras, las cuales se otorgarán, según el propio presidente Hugo Chávez, a las empresas “que compartan la visión socialista de país”. También ha enfilado baterías contra el canal privado Globovisión y quiere aprobar una ley que castiga con cárcel a los periodistas que difundan noticias que “causen miedo en la comunidad” o “atenten contra la moral de la República Bolivariana”, lo que abre las puertas a la censura plena. En Ecuador, el presidente Correa, imitando a su colega Chávez, abre procesos contra medios críticos a su gobierno, como el canal Teleamazonas, y arremete contra periódicos como El Universo, uno de los más influyentes de ese país. Cuando la prensa es acallada, se viola la libertad de expresión y la democracia va muriendo para dar paso a la dictadura. Por fortuna, las fronteras de la comunicación prácticamente han desaparecido en el mundo gracias a Internet, así que a los gobiernos les quedará muy difícil impedir que información de distintas tendencias y fuentes le llegue a la gente.

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