Editorial


Menos carros allá, más carros aquí

A finales de junio, el periódico The New York Times publicó un artículo en el que se afirmaba que los estadounidenses están usando cada vez menos el carro particular, basándose en la reducción del número de vehículos vendidos a partir de 2005 y la protuberante disminución del número de solicitudes para obtener la licencia de conducción.
En Europa, las fábricas Ford, PSA Peugeot Citroen y Toyota reportaron a principios de este año un gran desplome en las ventas de sus automóviles, y todas esperan que en 2013 ese descenso sea de más del 5%.
El Medidor INRIX del Tráfico, que analiza los cambios en los de patrones de desplazamiento en todas las grandes ciudades de Norteamérica y Europa, mostró en 2012 una disminución del 38% en el tráfico de vehículos en España, con respecto a 2011.
Simultáneamente, los diarios alemanes registraron que en Europa la reducción en la venta de autos ha coincidido con el aumento en la de bicicletas, según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles. Sin cifras exactas, los medios hablan de un evidente crecimiento en el uso de bicicletas en las calles. 
En las principales ciudades europeas y de Estados Unidos, la planificación urbana, aunque se basó en la dinámica del tráfico automotor, incluyó también los servicios de transporte público masivo, cómodos y eficientes, y le dejó espacio a las bicicletas.
Esa planeación racional las prepara mejor para los más imprevisibles cambios en la movilización, incluyendo estas tendencias a la reducción en el uso de vehículos particulares, que tiene cara de continuar, si tenemos en cuenta que el grupo de edad en donde más bajó fue en los jóvenes entre 25 y 35 años.
La experiencia en las grandes ciudades muestra que para una movilidad fluida y eficiente es necesario un conjunto de características como un buen sistema multimodal de transporte público, funcionamiento óptimo y sincronizado de semáforos inteligentes que respondan a los cambios en el tráfico, mano dura contra los infractores y una cultura ciudadana de respeto a las normas.
En Colombia la tendencia por ahora es contraria, es decir, crece la venta de autos y el parque automotor de manera acelerada, contribuyendo a la congestión del tráfico en las calles. El transporte multimodal que ha querido implantarse, a manera de sistemas como Transmilenio, no ha sido suficientemente cómodo y eficiente para convencer a la gente de usar menos el carro particular, y como no hay otras estrategias como la ampliación de la malla vial, es lógico que cada día se agrave el caos.
En Cartagena, lo ideal es un plan integral de tráfico automotor, y que ese plan incluyera un componente importante relativo a la circulación de bicicletas, empezando por controlar a los propios ciclistas y obligarlos a cumplir las normas.
Ayer hablábamos del uso de la autoridad; reprimir sin contemplaciones a los infractores; llevarse a todos, pero a todos los carros mal parqueados; e impedir el cargue y descargue en las horas en que está prohibido.
Hoy clamamos por una segunda iniciativa para complementar la anterior: intensas, continuadas y llamativas campañas de cultura ciudadana para saber comportarse en las vías.

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