Editorial


Millones de voces contra la pobreza

Por cuarto año consecutivo, millones de personas en todo el mundo se han levantado y actuado para exigirles a los líderes del mundo que pongan fin a la pobreza y que se alcancen los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), esa guía de trabajo que los jefes de Estado de 189 naciones adoptaron en la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas, celebrada en el año 2000. La campaña “Levántate y Actúa”, que este año se realizó desde el pasado viernes hasta ayer domingo, es una movilización mundial única que convoca a los colegios, grupos religiosos, ONG y en general a gente de todas las naciones, credos y etnias, a unirse asistiendo a los diferentes eventos en los que se difunde el mensaje de que debemos poner fin a la pobreza y a la desigualdad ahora. En Bogotá, por ejemplo, en un momento del juego del pasado sábado entre Millonarios y Santa Fe, los asistentes se pusieron de pie juntos como símbolo de unidad con millones de otros participantes en todo el mundo. Cada evento en el que se realice este acto y la cantidad de gente que asistió se registran y se envían al Libro Guinness, que las sumará para comprobar si se rompió el récord del año pasado, cuando 116 millones de personas participaron en la movilización. Estamos seguros que este año se superó ese récord, y pesar de lo significativo que puede ser este logro, surge la pregunta sobre la eficacia real de una campaña, cuyas características son principalmente simbólicas. Nos acercamos aceleradamente al año 2015, fecha que se fijo como plazo para la obtención de los Objetivos del Milenio, entre los cuales están erradicar la pobreza extrema y el hambre, reducir la mortalidad infantil y mejorar la salud materna. El panorama mundial, sin embargo, parece desolador, pues crece el número de las personas más pobres y vulnerables, cuya situación empeora por el efecto devastador de actuales crisis alimentaria y económica mundial y de la creciente crisis climática, que amenazan con hacer retroceder los enormes avances alcanzados. De hecho, los avances parciales no tienen el ritmo necesario para asegurar la gran meta definitiva. Ante tal escenario angustioso, podría pensarse que los líderes mundiales no responderán a este llamado urgente, por muy multitudinario y fuere que sea. Pero ya se ha demostrado en otras campañas de alcance mundial, que a medida que las voluntades de la gente se suman a una causa, el éxito se logra. Por supuesto, no basta con asistir a eventos asociados a la campaña “Levántate y Actúa” para garantizar que este mensaje claro obligue a los gobernantes a cumplir sus promesas para poner fin a la pobreza y para entrar en una nueva era de igualdad, salud y prosperidad. Por eso, la campaña debe también convertirse en una acción diaria en cada localidad del mundo, para vigilar que se ha entendido el clamor de estos cientos de millones de personas y se están tomando las medidas necesarias para derrotar la pobreza y la desigualdad.

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