Editorial


Mujeres, luchas y discriminaciones

Dice una columnista cristiana y feminista llamada María José Navarro que si en el mundo existiera verdadera igualdad entre hombres y mujeres, si los derechos de ambos fueran reconocidos por igual, ya no habría necesidad de celebrar el Día Internacional de la Mujer.
Efectivamente, hoy 8 de marzo se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo integro como persona, como reza la declaración de la ONU que acogió la fecha para unirse a su celebración.
Curiosamente, el propio origen de la fecha ha sido objeto de una polémica profunda, pues hay evidencias históricas que lo sitúan en 1910, cuando se realizó la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, mientras otros hablan de la protesta de las mujeres que trabajaban en una fábrica de Nueva Cork en 1857 y a quienes el dueño de la misma encerró en la factoría y le prendió fuego causando la muerte de 129 de ellas.
La discusión proviene del carácter mismo de la celebración, pues hay quienes quieren otorgarle una esencia de lucha obrera socialista de las mujeres, mientras hay quienes quieren quitarle ese matiz.
En realidad, aparte de su interés puramente histórico, lo que menos importa es el origen de una fecha que en la actualidad tiene el carácter de reivindicación de los derechos femeninos, por encima de ideologías y de afiliaciones políticas.
De hecho hay quienes sitúan esta cruzada a favor de la igualdad en la antigua Grecia, y para ello citan la peculiar historia de Lisístrata, famosa por realizar una huelga sexual contra sus hombres, para forzarlos a poner fin a la guerra que los hacía desgraciados
El Día Internacional de la Mujer, como dice la ONU, es una oportunidad para que las mujeres “de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unan para luchar en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo”.
Es una ocasión para reflexionar sobre los avances conseguidos, exigir cambios y celebrar los actos de valor y decisión de mujeres comunes que han desempeñado una función extraordinaria en la historia de los derechos femeninos.
Uno de los ámbitos en el que la discriminación contra las mujeres es más frecuente es el laboral, de ahí que la celebración de la ONU este año tenga como tema «La igualdad de acceso a la educación, la capacitación y la ciencia y la tecnología: el camino hacia el trabajo decente para la mujer».
A pesar de los avances, de las altas cuotas femeninas en los despachos gubernamentales y en las empresas privadas, todavía persisten desigualdades, empezando por la salarial, además de que ciertos cargos todavía son considerados exclusivos para hombres.
Muchas veces se ha dicho que mientras persista la discriminación contra las mujeres, no habrá sociedades libres y democráticas, pero es hora de que esa consigna repetida hasta el cansancio se convierta en un plan de acción para que se materialice a plenitud.
No sobra recordar que el equilibrio de la sociedad depende del respeto por todos los seres humanos, pues aunque a estas alturas parezca una afirmación obvia, mientras existan mujeres golpeadas atrozmente por sus compañeros, explotadas laboralmente por empresarios codiciosos, o valoradas exclusivamente como objeto sexual, tales principios son simplemente frases vacías.
Feliz día, mujeres.

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