Editorial


Paciencia con las molestias de la Cumbre

El comandante de la Regional 8 de la Policía, general Ricardo Restrepo Londoño, y el encargado de coordinar el operativo de seguridad en Cartagena, general José León, les pidieron nuevamente a los cartageneros tolerancia por las incomodidades a raíz de los operativos de control debido a la realización de la VI Cumbre de las Américas.
Las mayores restricciones son en tráfico de vehículos, por el cierre de algunas vías y los retenes para requisa y solicitud de documentos en las vías donde quedan los sitios en que se desarrollará la Cumbre.
Estas molestias afectarán especialmente a quienes viven en Bocagrande, Castillogrande,  El Laguito, Centro Histórico, El Cabrero, Crespo y la Zona Norte, y un poco menos a los que residen en Manga y Pie de la Popa, pero se sentirán en toda la ciudad, porque se quiere garantizar seguridad integral.
Es inevitable, por ejemplo, restringir la circulación de vehículos en El Laguito los días en que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, esté alojado con la mayor parte de su delegación en el Hotel Hilton.
Y en Bocagrande también se sentirá más el control y requisa exhaustiva de los vehículos en esa zona.
Los retenes de la Policía en la entrada y salida de Bocagrande y en las principales vías del sector turístico, del Centro Histórico y de los barrios aledaños se harán más frecuentes y engorrosas a medida que se acerca la reunión presidencial.
Otras restricciones se pondrán en vigencia viernes, sábado y domingo, y seguramente veremos un gran despliegue de uniformados de las fuerzas armadas y de vehículos militares y de policía.
Se impedirá el acceso de personas en las calles aledañas al Centro de Convenciones cuando estén llegando los presidentes y habrá requisas a fondo, lo que seguramente demorará la movilización.
Aunque no se impedirá el acceso a las playas, habrá patrullajes constantes y es posible que se exijan los documentos de identidad a quienes estén disfrutando en ellas durante toda la semana.
Es preciso que los habitantes de Cartagena y los visitantes que se movilicen en carros particulares acepten las requisas y la solicitud de mostrar los documentos sin enfrentarse de manera grosera con los uniformados que realizan el procedimiento. Una respuesta agresiva logrará demorar los controles o, en el peor de los casos, la inmovilización del vehículo o la retención de su conductor.
La vida cotidiana en la ciudad sufrirá grandes trastornos esta semana, mucho más incómodos que en otros eventos internacionales que se han realizado muchas veces aquí.
Los cartageneros deben pensar que no es fácil ni sencillo cuidar a los 33 jefes de Estado y cancilleres, a los altos funcionarios de ese número de países, colaboradores cercanos, unos 300 de los más grandes empresarios del mundo, directores de organismos multilaterales, invitados especiales, participantes en el foro social y casi 1.600 periodistas.
Así que es preciso tener mucha paciencia y entender que este sacrificio que hacen los cartageneros debería significar un cúmulo de beneficios para la ciudad que habitan, especialmente en visitantes e inversiones futuras.

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