El sábado 22 de enero publicamos el editorial “Las Islas del Rosario, ¿abandonadas?”. Cuestionábamos la demora del Estado para protegerlas y relatábamos que Parques Nacionales había comisionado unos estudios de capacidad de carga, entre otros, y que nada se sabía de ellos, ni se conocía ningún plan concreto para preservar las Islas.Mientras tanto, el nuevo, más elevado y creciente nivel medio del mar, sumado a la muerte de los arrecifes protectores a su alrededor por el blanqueo mundial de los corales debido a las temperaturas más altas del océano, permitían –y están permitiendo ahora mismo- que las olas entren al archipiélago sin frenos, destruyendo las islas día a día, poco a poco, cada vez más.
La directora de Parques Nacionales respondió al editorial con una carta fechada el 11 de febrero pasado. Explica que la entidad tiene un presupuesto demasiado pobre para cuidar mejor los 56 parques naturales a su cargo, entre estos las 120 mil hectáreas submarinas del Parque Natural Corales del Rosario y San Bernardo, y que además, ya no recibe el dinero de los arriendos de los concesionarios de las casas de las Islas, que presumimos le entran directamente al Incoder. ¿Qué hará Incoder con ellos?
Las buenas noticias entregadas por la doctora Julia Miranda Londoño, directora de Parques Nacionales, es que están concluidos los estudios de carga para saber cuántos turistas y lanchas pueden visitar las Islas al tiempo, y además concluyeron estudios de hidrodinámica y dinámica sedimentaria, por lo que ahora tienen la línea base “para determinar las alternativas de solución”, pero no las menciona.
Ante la falta de recursos ya mencionada de Parques Nacionales, la entidad suscribió convenios con otras entidades del Estado y del exterior que permiten monitorear el comportamiento de los corales (Invemar), los manglares (Corporación Valle del Sinú), las praderas de pastos marinos (Seagrass Net) y el bosque seco tropical (Jardín Botánico de Medellín). Esas son las buenas noticias.
La que no es buena noticia es que la funcionaria no dice qué hará Parques Nacionales con los estudios, cuáles son “las alternativas de solución”, cuándo comenzará a proteger las islas, ni tampoco menciona cómo. Sospechamos que para eso quizá hará falta otro estudio.
Miranda cita la Resolución 1424 de 1996, que permite realizar nuevas obras de protección por parte de los interesados, previa la obtención de los permisos respectivos ante la autoridad ambiental, y advierte que las intervenciones sin los trámites adecuados se sancionarán como lo indica la Ley 1333 de 2009.
Esperábamos que ya existiera un plan de protección integral diseñado por Parques y la financiación para implementarlo, y también, la posibilidad de que los arrendatarios más quijotescos de las Islas pudieran acometer enseguida las obras de protección más urgentes.
Aunque Parques avanzó bastante con lo hecho, falta muchísima celeridad para salvar las Islas, que no son la responsabilidad directa de esa entidad, cuya jurisdicción está debajo del agua. Y con los cambios en las CAR, la tramitomanía seguramente será aún más lenta, añadiéndole más obstáculos a la solución.
¡Si no interviene el propio Presidente, pobres Islas del Rosario!
NOTICIAS RECOMENDADAS
Comentarios ()