Editorial


Pobreza y desigualdad

La pobreza de un país se establece con el prcentaje de población cuyos ingresos están por debajo de un determinado monto mínimo, que permite a ese hogar disponer de recursos suficientes para atender las necesidades básicas de sus miembros. El grado de desigualdad en la distribución del ingreso se mide a través del Coeficiente de Gini, una cifra que oscila entre 0 (desigualdad mínima) y 1 (extrema desigualdad), pero como no hay un estándar mundial para la metodología de su cálculo, se ha prestado para manipulaciones por parte de los gobiernos o de los grupos opositores. El Banco Mundial se ha esforzado por construir una tabla que ubica a los países según su coeficiente de Gini, y en la más actualizada, Colombia ocupa el puesto 114, lo que significa que la distribución del ingreso en el país está en un grado medio. Con el propósito de adaptar las estadísticas nacionales con los parámetros más usuales en el mundo, el Gobierno nacional creó una misión especial encargada de unificar las series calculadas de pobreza e indigencia en el país, y empalmarlas con las cifras de empleo y desigualdad, la cual entregó su informe esta semana, en el que se revela que los índices de pobreza e indigencia se redujeron entre 2002 y 2008, mientras que el nivel de desigualdad en el ingreso se mantuvo. Por supuesto, estos resultados pueden sustentar los programas sociales y económicos puestos en marcha por el Gobierno, con el argumento de que han logrado mejorar las condiciones de vida de los colombianos, aunque sea levemente. Pero la compleja serie de cálculos que se requieren para construir los indicadores hace que la gran mayoría de la población no entienda el significado real de estas cifras. Aun así, los indicadores revelados son herramientas importantes para analizar la eficacia real de la política social aplicada desde 2002 en el país. En 6 años, la pobreza ha disminuido en un aceptable 7%, mientras que la indigencia apenas lo hizo en un 2%, de manera que actualmente, el 46% de la población vive en la pobreza y el 17,8% lo hace en la indigencia. El coeficiente de Gini se mantuvo en 0.59, lo que coloca a Colombia por debajo de países como Zimbawe, Zambia, Nigeria, Malí, Costa de Marfil, Senegal y Ghana, cuyos índices de pobreza e indigencia son mayores. La conclusión es que todavía los programas sociales no han tenido la suficiente contundencia para producir una disminución sustancial de la pobreza y poco han mitigado la indigencia, lo que se agrava al tener en cuenta que la distribución del ingreso sigue siendo tan desigual como en 2002, con leve tendencia a crecer. El desempleo crece y teniendo en cuenta que los mayores empleadores son las pequeñas y medianas empresas, valdría la pena que el Gobierno asuma directamente la creación de un fondo para financiar la creación de microempresas o empresas familiares, en los sectores de la población que viven en la pobreza, o al menos que obligara a los bancos a destinar una buena parte de su capital a ello. La superación de la pobreza va de la mano del aumento de las oportunidades.

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