Editorial


¿Por qué crece la inseguridad?

La actividad de los criminales creció este año en Cartagena, y no disminuyen tampoco los atracos, robos, asaltos a residencias y a establecimientos comerciales.
El primer elemento, determinante para que tenga éxito cualquier estrategia de seguridad, es la colaboración ciudadana, que se expresa cuando las víctimas de delitos denuncian o cuando los ciudadanos llaman a las autoridades para alertar de movimientos sospechosos que vean.
La colaboración ciudadana disminuye cuando se implanta en una comunidad la cultura del miedo. Las Encuesta de Percepción Ciudadana anual del proyecto Cartagena Cómo Vamos (CCV), revela siempre que los robos, el atraco, el raponazo y especialmente el creciente robo de celulares, son los delitos que la gente considera que no han disminuido y eso los hace sentir inseguros.
Al mismo tiempo, muchos ciudadanos afirman (en la Encuesta de CCV y en los mensajes a este periódico) que aunque a la policía se le ve actuar bien reprimiendo el delito, si se viera que los delincuentes capturados reciben su castigo y no quedan libres, se sentirían mucho más seguros.
Además de los factores relativos al aumento de la población, especialmente por inmigración, el incremento de los actos delictivos indica que es necesario un replanteamiento o un cambio radical en las estrategias de prevención y control del delito.
Uno de los aspectos que incita a los delincuentes es el convencimiento de que la justicia no sanciona penalmente con la eficacia suficiente. Hablemos claro: la impunidad multiplica el delito. Y además, es necesario enfrentar a la delincuencia con herramientas novedosas y creativas.
Las estrategias exitosas contra el delito en la mayoría de las ciudades más organizadas y seguras del mundo parten de una concepción amplia y completa, que va más allá de la simple defensa de los ciudadanos, y se enmarca en un gran “pacto de convivencia”, en el que todos los sectores sociales intervienen.
Sólo cuando gobierno, fuerza pública y ciudadanía cambian su enfoque y reconocen que para frenar el crimen y conseguir comunidades más seguras se requiere una estrategia integral y una colaboración estrecha, se logra disminuir la acción delictiva.
No se trata de un ejercicio retórico de unión entre autoridades y comunidad, limitado a campañas insulsas para tomarse la foto y después volver a lo mismo, sino de colaboración activa.
Dejando de lado las ingenuas y poco eficaces campañas retóricas, podríamos empezar a reforzar mecanismos destinados a reducir las oportunidades para delinquir, por ejemplo, modificando los ambientes en bancos y establecimientos comerciales, para que a los asaltantes se les dificulte la comisión del delito y desistan.
El creciente azote de la delincuencia exige que la comunidad y las autoridades se sienten sin demora a diseñar conjuntamente verdaderos planes de seguridad.
También ayudaría mucho a la seguridad pura y dura -y a la sensación de que la hay- si las cámaras de vigilancia funcionaran todas, si se pusieran muchas más, y si fueran monitoreadas 24 horas al día para que no se pierda detalle de lo que ocurre en la ciudad.

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