Editorial


Runrunes de pico y placa

Bogotá acaba de anunciar un cambio en su pico y placa para optimizar el uso de sus vías. En vez de establecerlo en toda la ciudad, lo impondrán donde se necesita y lo quitarán donde es inocuo.
La administración de Bogotá cree que muchas familias compraron un carro adicional para no tener la limitación del pico y placa, congestionando mucho más las vías como resultado indirecto de la medida, que le impedía a los autos circular durante 14 horas. Ahora todas las placas podrán circular todos los días, pero algunos tendrán la restricción diaria durante las horas más congestionadas.
Gustavo Petro y sus funcionarios del tránsito esperan que el resultado final sea despejar más las vías y que se incremente el uso del transporte público. El alcalde asegura que construir más calles no solucionaría los problemas de movilidad de Bogotá, ni de casi ninguna ciudad, sino que garantizaría que se compren más carros para congestionarlas, con lo que nunca alcanzarán los kilómetros nuevos que se construyan.
El Universal ha apoyado la medida del pico y placa en Cartagena a través de los años, pero también ha sugerido que no puede ser inamovible ni fundamentalista, sino pragmática y dinámica, ajustándose a las necesidades que se van haciendo evidentes a medida que pasa el tiempo y se ven sus virtudes y sus vicios.
Así como Bogotá ajusta su pico y placa a una lógica más pragmática, Cartagena también debería hacerlo por razones válidas, como por ejemplo, la inutilidad de mantenerlo donde no se necesita, y además, distraer a agentes escasos de donde son indispensables, permitiendo que la medida sea ineficiente donde debería ser todo lo contrario.
El pico y placa de Cartagena debería decretarse para sus avenidas más congestionadas, las arterias que afectan la movilidad de buena parte de los vehículos públicos y privados de la urbe, y no en barrios residenciales donde es innecesario e injusto.
Por otro lado, si las autoridades locales se concentraran en evitar las infracciones más obvias primero, por ejemplo, multar e inmovilizar los carros aparcados en las calles neurálgicas de la ciudad, como la Calle Larga y la de la Media Luna, el tráfico fluiría mucho mejor.
También mejoraría el tráfico si las autoridades pudieran ser efectivas en contra de todos los vehículos que circulan ilegalmente como colectivos, bien sean los camperos inseguros y decrépitos que invadieron la ciudad, o los taxis modernos que operan impunemente y a la vista de todos. Quizá si tuvieran paraderos organizados serían una manera de transporte más racional, pero como no hay quien los controle, entorpecen el tráfico.
El DATT hace unos esfuerzos enormes por mejorar el tráfico en Cartagena y se nota su buena labor, pero no tiene los recursos humanos ni mecánicos suficientes para mantener una presión constante donde interviene, perdiéndose buena parte de un trabajo bien dirigido.
Instaurar un pico y placa racional le convendría a toda la ciudad, incluidas sus autoridades de tránsito.

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