Editorial


Salario y emprendedores


Mientras el presidente del Consejo Gremial, Rafael Mejía, anunciaba que los empresarios proponen un aumento del 3,5% en el salario mínimo para el próximo año, teniendo en cuenta los cálculos de inflación y productividad, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, de visita en Colombia, aseguraba que nuestro país tiene en este momento un déficit pequeño y una deuda balanceada, lo que hace que la situación macroeconómica sea prometedora.
Como el artículo 146 del Código Sustantivo del Trabajo establece que el aumento del mínimo debe considerar variables como el costo de vida, las modalidades de trabajo, la capacidad económica de las empresas y las condiciones de cada región y de cada actividad económica, entre otras, es obvio que la situación económica colombiana citada tanto por el Consejo Gremial como por el FMI, tiene una enorme incidencia en ese porcentaje.
La ley considera el salario mínimo como la más baja remuneración a que tiene derecho todo trabajador para suplir sus necesidades básicas de alimentación, educación salud, vivienda, vestido y recreación, buscando garantizar que puedan subsistir en condiciones dignas, pero es obvio que el actual tope de 566.700 pesos no cumple con ese objetivo.
Anualmente se reúnen los sindicatos, los empresarios y el Gobierno a tratar de fijar el aumento mediante un acuerdo, una tarea imposible la mayor parte de las veces, porque los empresarios argumentan que siendo la capacidad económica de las empresas un factor determinante a la hora de la fijación de salario mínimo, un aumento muy grande podría perjudicarlos, mientras que los trabajadores plantean que el monto del mínimo tiene un desfase histórico con la inflación. Y el Gobierno trata de garantizar la consecución de sus metas macroeconómicas.
Este año, todo parece indicar que se repetirá la historia y el Gobierno fijará por decreto el aumento, por la falta de acuerdo.
Si es así, valdría la pena que los colombianos supiéramos cuál es la situación de las empresas para su oferta del 3,5%, inferior al 5% o más propuesto por los trabajadores.
Los empresarios siempre han dicho que un aumento desproporcionado en el salario mínimo frena la generación de empleo, de manera que un aumento promedio del 4% permitiría que las empresas crearan un buen número de puestos, especialmente si se aprueba la reforma tributaria, que se calcula las beneficiará en un 13,5%.
Descontando la influencia de la inflación, que se ha mantenido a raya en los últimos años, el porcentaje de aumento del mínimo no cubrirá los gastos de una vida digna para los trabajadores formales, pero podría vincular a los informales y a muchos desempleados al ciclo económico del país.
Si el año entrante no disminuye el desempleo y el empleo informal, sería el momento de darle un revolcón grande al mercado laboral colombiano, incluyendo un impulso muchísimo mayor a los emprendimientos individuales.
Las ciudades con más y mejores empleos en el país, Bogotá y Bucaramanga, también tienen la mayor cantidad de microempresarios. Los emprendedores tienen un gran efecto benéfico sobre las economías en donde funcionan, por lo que hay que fomentar la iniciativa particular al máximo. 

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