Editorial


Se acaba la interinidad

Una carta firmada con mano temblorosa, en la que un hombre agobiado y triste pide a los habitantes de Cartagena que no lo olviden, cierra un capítulo en el drama de la ciudad.
Al mismo tiempo abre otro capítulo, que puede ser esperanzador si la ciudadanía, incluyendo a los dirigentes, entiende que ya no se puede despilfarrar la participación democrática en propuestas repetitivas, cuando lo que se requiere es un gran frente colectivo que marque los rumbos inmediatos que debe seguir la Administración, y que facilite la formulación de un plan de largo plazo para hacer realidad el sueño de una Cartagena grande, próspera y amable.
Campo Elías es un buen ser humano con muchas realizaciones de las que enorgullecerse, y el mejor ejemplo de ello es su carrera de periodista, que durante muchos años contribuyó a resolver problemas de la comunidad y logró hacer visible a la población pobre y marginada, para que fuera escuchada. O su trabajo como narrador y comentarista deportivo, igualado por muy pocos en el país.
En esta coyuntura, volver a referirse a los problemas de su administración, que se inició con un respaldo en las urnas sin precedentes, sería perpetuar una discusión interminable, martirizante e inútil.
Es mejor concentrarse en lo que viene, en el enorme reto para el nuevo alcalde, y sobre todo para la ciudadanía que está obligada a dar su aporte para superar las dificultades y construir un rumbo de progreso.
Cartagena ya no aguantaba la incertidumbre derivada de la sucesión de alcaldes encargados o designados, que tuvieron muy poco margen de maniobra, por muy buenas que fueran sus intenciones.
Ya el ministro del Interior dijo que las elecciones deben realizarse en un plazo de 55 días hábiles, y su convocatoria no debe pasar de la próxima semana, una vez se declare la falta absoluta del alcalde, con lo cual la Registraduría Nacional del Estado Civil debe poner en marcha la logística para los comicios.
Es preciso que desde ahora se entienda que ya Cartagena no puede seguir su rumbo secuestrada por los politiqueros ni devastada por la corrupción.
Los logros obtenidos en la anterior administración en áreas tan sensibles e importantes como la educación, se perdieron con los claros retrocesos que muestran las cifras de cobertura y calidad, y muchos otros avances que se frenaron debido a la crisis, deben ser encaminados de nuevo dejando atrás cualquier otra consideración que no sea el bien común.
Aunque hay aspiraciones manifiestas, sólo cuando sean oficialmente inscritas empezaremos a ocuparnos de las propuestas, con la misma rigurosa equidad y el mismo equilibrio que siempre nos ha caracterizado en la información de elecciones anteriores.

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