Editorial


Temores en los Montes de María

Los Montes de María no sólo son importantes en sí mismos y para sus propios habitantes, sino que son indispensables para la calidad de vida de la Costa Caribe, y muy especialmente de Sincelejo y Cartagena, ciudades que se abastecen de muchos de sus productos agrícolas de la canasta familiar. Y por supuesto, los productos montemarianos van para muchas otras partes, incluida Barranquilla y Medellín. Basta ver los camiones llenos de aguacates salir para estos y otros mercados, para comprender la importancia de esta despensa caribe y nacional. También hemos recordado aquí muchas veces que la seguridad de buena parte de la región Caribe, especialmente Bolívar y Sucre, depende de la seguridad de los Montes de María. Estas montañas no pueden volver a ser la retaguardia de maleantes de izquierda o de derecha, sino un bastión de la institucionalidad. No hacer cumplir este sueño de sus habitantes y vecinos querría decir que los esfuerzos enormes -militares, económicos, y sobre todo, humanos-, que se hicieron en los Montes de María, se arrojaron a la basura. Hace unos días fue asesinado un hombre en las proximidades de Macayepos por un par de encapuchados, al estilo de las antiguas ejecuciones que hicieron que buena parte de la región fuera invivible y que la gente se desplazara. El Propio, un periódico popular de Sincelejo, publicó una nota acerca de este asesinato, incluyendo las opiniones de algunos entrevistados, quienes aseguraron que en algunos lugares de los Montes de María estaban volviendo las guerrillas, y a otras los paras. Peor aún, sugirieron algunos de sus entrevistados que el asesinato antes mencionado tuvo lugar cerca de un puesto militar, pero allí no escucharon los tiros, dejando ciertas dudas en el aire. Sembrar rumores es una de las armas de los enemigos de la legalidad y de las instituciones, por lo que es indispensable llegar al fondo de este asesinato y volver a examinar con lupa la situación de los Montes de María para descartar las medias verdades o mentiras propagadas por los interesados en volver a crear un clima de zozobra en esas montañas. Y si los comentarios tuviesen algún grado de veracidad, sería indispensable enfrentar la situación de inmediato. Los Montes de María han sido pacificados, pero muchos aspectos del proceso de retorno a la institucionalidad son frágiles, y deben ser defendidos y protegidos por las autoridades civiles y militares. Buena parte del éxito de la pacificación de los Montes de María se debió a que los propios habitantes confiaron en la Infantería inicialmente y en el Ejército después, para proveer la inteligencia que le volteó el cotarro a las Farc y a los paras. El Estado no sólo no puede perder un milímetro de control sobre los Montes, sino que no puede permitir que alguien crea que eso ha ocurrido, o que la propaganda de los delincuentes merme la confianza de la población civil en sus instituciones. Esclarecer lo ocurrido es la única manera de preservar la fe de la gente.

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