Editorial


Transporte urbano insostenible

Nadie discute que el sistema de transporte masivo de pasajeros en Cartagena es caótico, peligroso, incómodo e ineficaz, circunstancia que ha permitido la aparición de sistemas alternativos fuera de la ley, como las mototaxis y las dos modalidades de colectivos.

La única solución a este laberinto de molestias y martirios es el sistema integrado que en nuestra ciudad se llama Transcaribe, y que en Bogotá demostró su éxito –cuando no se ejecutaban obras en las vías principales– no sólo para mejorar la movilidad sino para acabar con el nudo de vehículos que convertía las calles y avenidas en cámaras de tortura cotidiana para los ciudadanos, expuestos también a la inseguridad.
Como una contraprestación paradójica a las molestias por las obras de Transcaribe, Cartagena tiene la ventaja de conocer los problemas que el sistema integrado de transporte masivo encara en las demás ciudades, y puede actuar para que no se repitan aquí.
En las obras del tramo principal, los problemas de movilidad se han acrecentado, agravando también la incomodidad y el peligro para los conductores de toda clase de vehículos y para los transeúntes.
A medida que toma forma la red troncal por la que circularán los buses articulados de Transcaribe, se observa que si opera tal como ha sido concebido, no sólo tendremos un sistema rápido, cómodo y seguro, sino que en las vías aledañas y en las rutas alimentadoras, el tráfico también será fluido, siempre y cuando las autoridades frenen cualquier comportamiento que lo obstaculice, como los conductores prepotentes que por conseguir una ventaja violan las normas de tránsito.
Transcaribe no sólo es un sistema que organiza la circulación y el transporte de la gente, sino que impondrá un cambio trascendental en el ordenamiento urbano, que exigirá de conductores, pasajeros y peatones cumplir reglas claras y sencillas, establecidas para garantizar el beneficio colectivo.
Cartagena necesita que Transcaribe funcione ya, pues los problemas de movilidad del último año mostraron la manera anárquica, abusiva y peligrosa con que circulan los buses urbanos por la ciudad.
El fracaso de ese sistema de asignación de rutas se debe a que nunca se cambió el esquema de contratación de conductores ni se estableció un método ordenado de cobro, dejándolo en manos de estos, lo que resultó en una guerra permanente en las vías, que se traduce en buses circulado a velocidades frenéticas, expuestos a accidentes, y exponiendo a sus pasajeros a sufrir lesiones.
Preocupa que la mayor parte de los empresarios del transporte urbano de pasajeros no se hayan integrado a Transcaribe, porque significa una de dos cosas: que piensan dedicarse a otro negocio o que se proponen mantener el de siempre, colándose en las rutas alimentadoras o secundarias, sin cambiar la forma en que trabajan ahora, contratando conductores sin habilidad y poniéndolos a laborar hasta el agotamiento, desconociendo que todo cambiará radicalmente.
Transcaribe, complementado con obras públicas y la recuperación de la malla vial de Cartagena, da pasos imprescindibles hacia una ciudad amable, ordenada y cómoda. De manera que del sistema actual de transporte no deberá quedar rastro.

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