Editorial


Tregua de las Farc

Las Farc dieron un golpe publicitario en La Habana, al anunciar el jefe de su delegación, alias Iván Márquez, que harán una tregua unilateral de dos meses, a partir de hoy, cuando cesarán los ataques contra la fuerza pública y “los actos de sabotaje contra la infraestructura pública y privada”.
La mayoría de los dirigentes políticos y líderes de opinión del país lo consideraron “una señal de paz”, “un gesto que permite ser más optimistas sobre el fin del conflicto” y “una buena noticia”, aunque muchos reiteran que es necesario esperar a que se cumpla este propósito para valorar aún más lo que por el momento es una muestra de voluntad de paz de la guerrilla.
Lo más importante, y que marca una diferencia bastante grande con los diálogos anteriores, es que el anuncio de la tregua no cambiará la decisión del gobierno colombiano de que la Fuerza Pública continúe combatiendo a las Farc, como lo ratificó el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón.
Esta decisión había sido manifestada hace unas semanas cuando las Farc proponían una tregua, insinuando que fuera conjunta, de manera que el cese de ataques anunciado ayer se decidió sabiendo que no tendría una respuesta similar de las Fuerzas Militares y que en desarrollo de sus operaciones para perseguir y reprimir a todos los que atenten contra la vida y bienes de los colombianos es posible que sean abatidos miembros de ese grupo armado ilegal.
El ministro Pinzón, de todas maneras, se mostró escéptico sobre la tregua anunciada por las Farc, aunque dijo que sería muy satisfactorio que la cumplieran.
Este escepticismo lo comparte una gran parte de la población colombiana, considerando muchos antecedentes de promesas incumplidas de las Farc.
Además, la arremetida de los últimos meses, con ataques implacables en los que las principales víctimas han sido los civiles, hace menos creíble una suspensión repentina de su ofensiva, esencia de su estrategia.
Sin embargo, también es posible que esa arremetida se hubiera planificado en una etapa previa al anuncio de la tregua, para dar la impresión ante la opinión pública de que ya no es esa guerrilla recalcitrante y cruel, incapaz de un gesto de humanidad, y que pueden frenar sus ataques armados para buscar otras salidas a su propósito inicial, ya por cierto desdibujado y convertido en un conjunto de palabras que esconde un juego criminal de narcotráfico y muerte.
De todas formas, la sinceridad de esta tregua se comprobará a partir de hoy, y de cumplirse con seriedad sería una buena manera de apalancar los diálogos de La Habana.
Sin embargo, el gesto ideal de su voluntad de paz, como dice el analista político Alejo Vargas, sería que las Farc tomaran esta tregua como “la cuota inicial para un cese definitivo” de las hostilidades.
Con este anuncio a la prensa a la entrada del sitio de los diálogos, violando lo acordado de no dar declaraciones no programadas, alias Márquez demostró una vez más su poco respeto por las reglas de juego, el que ojalá no llegue a frenar los diálogos.

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