Con el reconocimiento de los Colombianos a su gestión y el mantenimiento de una alta favorabilidad, el presidente Juan Manuel Santos cumple hoy su primer año de gobierno, con un balance bueno en términos generales, pues a pesar de que muchos de los grandes problemas nacionales persisten, hay la convicción de que el mandatario tiene voluntad de solucionarlos y ha tomado la sabia decisión de convocar y mantener unidas a casi todas las fuerzas políticas alrededor del propósito de enfrentar los retos que encara la Nación.
Aunque en un primer momento la iniciativa de integrar a los partidos en un propósito de Unidad Nacional parecía más una coalición burocrática, muy pronto el país se dio cuenta que lo que buscaba el presidente Santos era una acción unitaria para que los proyectos más importantes del Gobierno fueran aprobados sin mayores tropiezos en el Congreso, no a cambio de puestos, sino con el convencimiento de que eran imprescindibles para la buena marcha del país.
Hubiera podido el presidente Santos apoyarse en la contundente mayoría conseguida por los partidos que lo acompañaron en la campaña para aprobar el paquete legislativo que representa la columna vertebral de su Plan de Desarrollo, pero prefirió convencer a las otras colectividades de unirse en un consenso alrededor de los temas que reclaman soluciones urgentes y de fondo.
No puede negarse que el resultado ha sido plenamente satisfactorio para el Gobierno, empezando por el hecho de que se pudo desprender de las inconvenientes negociaciones que hubiera tenido que hacer con partidos influyentes, ahí sí a cambio de cuotas burocráticas obligadas.
La otra consecuencia de este consenso fue la enorme productividad que se observó en el Congreso en las últimas dos legislaturas, una circunstancia sin precedentes en los últimos 30 años.
De no existir la Unidad Nacional difícilmente se hubieran sacado adelante con la rapidez con que se hizo, iniciativas como la ley de tierras y la de víctimas, la reforma política y la ley de seguridad ciudadana, que habrían enfrentado un complicado tránsito en el Congreso, no por discusiones de fondo, que finalmente sí se dieron, sino por las trabas habituales en toda negociación política.
La mejor demostración de que la Unidad Nacional es una realidad firme y duradera es que a pesar de la oposición de alguien con tanta influencia y aceptación como el expresidente Uribe, la aprobación de iniciativas como la ley de tierras se hizo con votaciones aplastantes en el Congreso.
La mayor crítica que se le hace al presidente Santos, especialmente por parte del sector uribista, es que no se mantuvo la dinámica creciente en el plano económico, pues se desmontaron algunos incentivos a la inversión. Pero las cifras indican que Colombia sigue mostrando tasas de crecimiento importantes, incluso con los efectos devastadores de la ola invernal sobre cultivos, a los continuos escándalos de corrupción, vías e infraestructura.
Pero el mayor logro de Santos ha sido sin duda el de empezar a destapar las mayores maniobras de corrupción que venían desangrando los recursos públicos, gracias a la decisión irrenunciable de enfrentarse a este flagelo.
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