Editorial


Un Centro Histórico vivo

Según la alcaldesa Judith Pinedo, lo que se busca con el Plan Especial de Manejo y Protección del Centro Histórico de Cartagena (PEMP), aprobado por el Consejo Nacional de Patrimonio, es tener una ciudad antigua que no sea inerte y apagada, sino viva y dinámica, donde la riqueza monumental se complemente con la riqueza cultural representada en las manifestaciones musicales y artísticas, y en su gastronomía. El Plan consiste en una serie de normas y acciones de protección del patrimonio que se redactaron y diseñaron teniendo en cuenta la opinión de sectores culturales, turísticos y económicos, y de muchos expertos; examinando la experiencia en otras ciudades similares a Cartagena; y recogiendo el clamor de antiguos de residentes de San Diego y Getsemaní que poco a poco han salido de allí por el alto costo del mantenimiento de sus casas y el elevado impuesto predial que deben pagar. El Consejo Nacional de Patrimonio lo consideró una excelente herramienta, por su visión preservadora y sostenible, y por la orientación de los proyectos y líneas de acción obligatorias. Aunque los fundamentalistas de siempre correrán a criticar la convergencia entre los usos residencial, comercial, institucional y académico que tiene el PEMP, invocando como argumento los derechos de los cartageneros al disfrute del patrimonio, lo cierto es que la única forma de garantizar su conservación es la convivencia equilibrada, respetuosa y próspera entre la gente, el sector privado y el Estado, cuyos aportes están claramente definidos. Aunque se diga que las prohibiciones y restricciones en el Centro Histórico son discriminatorias hacia la población pobre de la ciudad, lo cierto es que no se puede tolerar la proliferación de tenderetes sin higiene y sin buena presentación, invadiendo espacio público que es para el uso y disfrute de todos, no para la exclusiva conveniencia de unos cuantos, ricos o pobres. Por eso el PEPM incluye un tratamiento racional y solidario con la economía informal, que por supuesto debe salir de ese estado para integrarse a la dinámica legal. El equilibrio de usos permitirá preservar el Centro Histórico como un espacio de encuentro, donde hasta la vida cotidiana de los vecinos se integre creativamente con las actividades comerciales. Un novedoso componente del Especial de Manejo y Protección del Centro Histórico de Cartagena es la utilización de herramientas urbanísticas para promover la vivienda, con nuevas y moderadas construcciones en el sector de La Matuna, que sean ocupadas por los cartageneros. A eso se le añaden los incentivos tributarios para defender la permanencia de los antiguos habitantes y para que el Gobierno local intervenga en evitar la destrucción de las edificaciones ruinosas. Un plan de movilización y circulación vehicular es el complemento del PEMP, integrando la preservación del espacio público y el correcto uso del suelo. A los cartageneros les sugerimos que, por una vez, atemperen su hábito de criticar sin límites y, en lugar de ello, piensen de qué manera pueden contribuir al sueño de un Centro Histórico atractivo, mágico, valioso, próspero e incluyente.

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