Editorial


Una convención radiante

Acaba de concluir en la ciudad de Anaheim, California, el congreso internacional de energía solar, o “Solar Power International 09”. Asistieron unas veinticinco mil personas durante los seis días del evento, cantidad que sonaría absurda de no ser por la escala enorme del centro de convenciones donde se realizó y de la proliferación de hoteles de Anaheim, ciudad acostumbrada a atender miles de personas por albergar al famoso Disneyland, el primer parque de diversiones del señor Walt Disney. La energía solar toma un auge enorme en el mundo a pesar de que el costo de los implementos para producirla sigue siendo alto, aunque baja de manera dramática. Mientras en 2007 costaba entre siete y diez dólares producir un vatio de energía, en 2015 costará 2 dólares o menos; en 2007 la confiabilidad del sistema no pasaba de cinco años, pero en 2015 será mayor a 20 años; en 2007 la eficiencia de los sistemas era de 17%, y ya pasan de 25% en algunos casos; y mientras en 2007 el centímetro cuadrado de una celda solar costaba entre diez y 15 dólares, en 2015 costará menos de tres dólares. La evolución de la energía solar recuerda un poco a la de la industria de los celulares, que fue muy costosa inicialmente, pero que hoy ha llegado hasta los sectores más pobres de la población, acabando casi del todo con la telefonía fija, que para la mayoría de los casos ya se siente obsoleta. También hay que recordar que inicialmente, la telefonía celular provocó la ira y oposición de los grandes operadores de telefonía fija, pero que finalmente se impuso de manera arrolladora. El desarrollo de la tecnología para obtener fuentes renovables de energía, particularmente una tan limpia y abundante como la solar, merece todo el apoyo de la gente y de los gobiernos, ya que los daños al planeta como consecuencia del uso de combustibles fósiles es cada día mayor, y cada vez más difícil de reversar. Lo sensato entonces es meterse de cabeza en estas fuentes alternativas y limpias para producir la energía que necesita el mundo. Como ya dijimos aquí en un editorial Cartagena es “multimillonaria” en energía solar, ya que la tenemos todo el año. Y por estar muy cerca de la línea ecuatorial, los paneles no necesitarían tener movimiento para captar la irradiación solar durante el día, lo que hace más eficiente y económico su montaje aquí. Alemania, sorprendentemente, es unos de los países más avanzados en el uso de la energía solar a pesar de que tiene una luminosidad comparable con la de Alaska. Tiene mucha nubosidad durante buena parte del año, pero su población es consciente de la necesidad de usar energía renovable, y su gobierno tiene la visión y los medios para impulsarla. Cartagena debería tratar de captar inversionistas extranjeros, diseñando una política de incentivos en energía solar para atraerlos. No hacerlo equivale a ser extremadamente negligentes, ya que cuando esta tecnología sea la dominante, quizá no les resultaremos tan atractivos como otros lugares con menos sol, pero con mejores incentivos.

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