Editorial


Una imprevisión costosa

Cuando construyeron la Bocana de Marea Estabilizada, hoy conocida sólo como La Bocana, El Universal propuso varias veces aquí, entre 2000 y 2001, que el puente que cruzaba la entrada de agua de esta obra y que conecta a la Zona Norte con Crespo, tuviese al menos dos calzadas, previendo que una sola se quedaría pequeña en pocos años, y así fue. Pero era tal la imprevisión de la Administración, que no sólo hicieron el puente de una sola calzada, sino que para “ahorrar”, lo angostaron a unas proporciones que desde entonces calificamos de mezquinas y peligrosas, como también resultaron ser. Cuando La Bocana comenzó a operar el 31 de mayo de 2001, ya no había nada que hacer. Hoy, Cuando la Zona Norte arrancó en serio, con la construcción de hoteles nuevos (y la expansión de otro) entre La Boquilla y Marahuaco, además de grandes urbanizaciones que pronto se extenderán a todos los terrenos aledaños, y cuando hay una doble calzada en construcción por la Vía del Mar hacia Barranquilla, se ve obstruida la movilidad por este cuello de botella terrible. Este trancón, cada vez peor, se nota los fines de semana desde hace varios años, pero se convierte en un infarto mayor en las temporadas de vacaciones. Tanto así, que muchos de los inquilinos de los edificios en La Boquilla eligen quedarse en casa buena parte de las temporadas porque la jornada al Centro Histórico es insoportable. Sabemos que el puente no basta, y que los constructores de la doble calzada también lo saben, y lo sabe la Alcaldía y Planeación, pero no han dicho cuándo ni cómo lo ampliarán, cuáles serán sus medidas y demás características, ni cuánto durarán los trabajos. Es inaudito –pero también es típico en nuestro medio- que se deje todo lo difícil para después, en vez de acometerlo y solucionarlo enseguida. Por eso vemos que la doble calzada avanza por donde más le conviene a los constructores, y no necesariamente a la ciudad. Una cosa es clara: no se puede impedir el uso del puente de La Bocana, así que la construcción de una alternativa tiene que ser bien planificada para que no se termine de infartar el tránsito. Pero si la ampliación del paso por La Bocana es crítica, es todavía más difícil la construcción de la doble calzada hacia el norte, entre La Bocana y “tierra firme”, al otro lado de la Ciénaga de la Virgen, porque tendrían que rellenar este cuerpo de agua para hacer la calzada que falta, requiriéndose una licencia ambiental casi imposible de conseguir, a menos que se construya un viaducto que costaría muchísimos billones de pesos, o el Distrito tendría que hacer respetar el retiro del eje de la vía, invadido en menor o mayor grado por varias construcciones, desde el Hotel Las Américas hasta el primer puente de La Boquilla. El Distrito tiene que meterle el diente a este súper “chicharrón” cuanto antes para asegurar la movilidad ya maltrecha de la ciudad hacia su zona de expansión.

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