Editorial


Una oportunidad para el Real Cartagena

La Superintendencia de Sociedades y el Instituto Colombiano del Deporte reportaron que 11 equipos de la Primera A del fútbol profesional colombiano se habían convertido en sociedades anónimas como lo estipula la llamada Ley del Fútbol.
Uno de esos equipos es el Real Cartagena, que sacó a la venta 400 mil acciones, a cinco mil pesos cada una, con lo cual esperaba capitalizarse con dos mil millones de pesos, en caso de que lograra venderlas todas, pero al parecer han tenido muy poca acogida, aunque el presidente del club, Rodrigo Rendón, consultado por El Universal, no reveló cuántas se habían vendido.
Según Rendón, todo se ha hecho conforme a la ley, se publicaron anuncios haciendo la oferta y se ha realizado la transformación de corporación a sociedad anónima, garantizando el derecho de los aportantes minoritarios a permanecer en la entidad ahora como socios, sin detrimento del valor real de sus aportes, que se convirtieron en acciones.
La nueva naturaleza del Real Cartagena implica una serie de responsabilidades derivadas de convocar al público a invertir, y una de esas responsabilidades es la transparencia, es decir, la obligación de informar todo lo relacionado con las finanzas de la sociedad y con el manejo que se le da a los recursos.
Y es justamente para darle mayor transparencia al fútbol colombiano que se aprobó la Ley del Fútbol, pues como sociedades anónimas, los clubes ahora podrán tener un gobierno corporativo, mayor supervisión, un incentivo de capitalización, mayores procesos de democratización y, un régimen de insolvencia.
La fortaleza patrimonial que podrán tener clubes como el Real Cartagena, se deriva de un plan de negocios y de incentivar a los inversionistas con buenos retornos, pero la única manera de lograr que la gente compre las acciones es que sepa en qué condiciones financieras está el club, quiénes son sus socios, qué porcentaje del capital serán esos 2 mil millones de pesos y qué derechos tiene como accionista minoritario.
Real Cartagena podría convertirse en un club de buena salud económica, sin los afanes de buscar cómo pagarles a fin de año a los jugadores varios meses de salario. Las oportunidades son muchas: patrocinadores, boletería, parqueaderos, venta de comidas y bebidas, y el merchandising.
Todas esas actividades generan buenos ingresos, pero sólo si se piensa en grande, si hay buen manejo, si el club se gerencia con criterio empresarial, pero es poco probable que la gente se convenza de que eso es posible, si no le hablan claro.
Un equipo de finanzas sanas puede negociar buenos jugadores y volverse competitivo en el fútbol profesional colombiano, y eso a su vez convoca multitudes, no sólo para asistir a los partidos en el estadio Jaime Morón, sino para comprar camisetas, gorras, balones y todos los productos que lleven la marca del club, en una espiral de prosperidad.
No hay motivo para que un club, con todas las fuentes de ingresos mencionadas y con otras adicionales como los derechos de televisión, no pueda crecer y fortalecerse.
Y el Real Cartagena, en lugar de comenzar una lucha agónica para no descender, puede convertirse en un equipo protagonista.
El primer paso es la transparencia, la información sobre sus finanzas y sus socios.

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