Editorial


Virus de la gripa y del olvido

Al confirmarse la octava persona muerta en Colombia por la gripa AH1N1, el ministro de Protección Social, Diego Palacio, recomendó a los alcaldes, secretarios de salud, gobernadores y prestadores de servicios de salud extremar las medidas de vigilancia por la evolución del virus. Ciertamente, el virus sigue propagándose sostenidamente en varias regiones del país, y como el número de contagiados pasa de 200, es legítima la preocupación del Ministro y prudente que se recuerden todas las medidas de precaución divulgadas repetidamente desde cuando empezó la pandemia. Pero también es legítima la preocupación del especialista en enfermedades virales y miembro de la Facultad Nacional de Salud Pública, Francisco Javier Díaz, quien plantea que se están enfocando todos los esfuerzos a prevenir la nueva gripa, relegando a un plano secundario las otras enfermedades infecciones y altamente contagiosas que representan un riesgo en el país. La escueta información conocida sobre las ocho personas muertas indica que su deceso se produjo porque la enfermedad no fue atendida a tiempo, es decir, porque los pacientes o sus familias no pensaron que los síntomas claros que presentaban no iban a tener resultados fatales. En este sentido, es imprescindible repetir hasta el cansancio la recomendación de acudir a un establecimiento hospitalario de inmediato, si se presenta una afección respiratoria continua y creciente. Y es menester que las empresas prestadoras de salud no obstaculicen ni dilaten la atención, en nombre de una reducción de costos que resulta infame cuando se trata de la vida de un ser humano. También debe exigirse que esta misma preocupación se aplique al caso de las demás enfermedades infectocontagiosas que representan un peligro, como las diarreas agudas, la tuberculosis, el sida y las otras afecciones respiratorias agudas, con cifras de muertos igual de impactantes, aunque no tan rápidamente actualizadas: en los primeros tres meses del año, han muerto 21 personas por diarreas y 39 por afecciones respiratorias. No debe dejar de atenderse el riesgo de contagio de la nueva gripa, pero sin olvidar que en el primer trimestre de 2009 se reportaron en Colombia 1.319 casos de tuberculosis y 1.313 casos nuevos de sida. Ha habido un adormecimiento en la promoción y prevención de enfermedades graves que afectan a los colombianos desde hace tiempo, como las citadas arriba, o el dengue, la hepatitis y las enfermedades venéreas, cuya carga de mortalidad se extiende aceleradamente, lo que ameritaría al menos la misma atención y preocupación que se le ha dispensado a la gripa AH1N1. No es que se haya exagerado en la campaña contra la nueva gripa, es que nos olvidamos de las otras enfermedades, mucho más peligrosas y cercanas. Y esa equivocación hay que corregirla.

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