Editorial


Votar en masa, gran esperanza

Quizá nunca antes unas elecciones parlamentarias habían estado tan amenazadas por la corrupción, como las de marzo 14 de 2010. Y aunque falta mucha más, nunca habíamos tenido tanta información de las tendencias que arrojan las pocas estadísticas electorales que tenemos, acerca de los sitios de riesgo mayor de corrupción. La corrupción politiquera captura cada vez más al Estado, y la impunidad campea ante la ineficacia, cuando no connivencia, de algunas autoridades responsables de evitar y castigar estas irregularidades. Muchos entes de control dan señas de estar cooptados por las mafias electoreras. Las denuncias no progresan y los fallos se demoran años. Así, la Justicia es una burla. El sistema electoral requiere una reforma integral, pero no la obtendrá mientras hacerla dependa de los politiqueros, beneficiarios directos del desmadre de hoy. Paradójicamente, ¡más de 1,5 millones de muertos pueden votar en Colombia!, ayudando a la suplantación en las mesas de votación. Sin depurar el censo electoral, en Colombia las elecciones no podrán ser limpias, aunque ese no es el único cambio requerido. En el país hay 500 mil mesas electorales, y sus procesos son vulnerables, no sólo el día de las elecciones, aunque entonces también hacen de las suyas cambiando planillas que han llenado en casa, entre otras triquiñuelas. Algunas fuentes bien informadas saben que el fraude mayor se prepara meses antes de las propias elecciones, y ya cada politiquero sabe cuántos votos sacará con poco margen de error porque “cuadró” a muchos de los jurados responsables (“jurados homogéneos”) de las mesas de votación, y también a supernumerarios que reemplazarán a los jurados bien nombrados, pero ausentistas. Así las cosas, los fraudes de 2010 se podrían parecer a los de 2002 y 2006. La Registraduría podría implementar muchas medidas tecnológicas, costosas pero eficaces, aunque la entidad depende del Estado para financiarlas. Se requiere digitalizar las actas de votación “en tiempo real”, implementar sistemas biométricos de identificación, mediante los cuales se toma la huella digital electrónicamente y no puede haber suplantación, y sobre todo, se debería implementar el voto electrónico en los puestos de votación, para evitar la influencia de los jurados fletados. La corrupción electoral desilusionó a buena parte de la población que puede votar, y no acude a las urnas pensando que no cambiará nada, prefiriendo emplear su tiempo en descansar. El elector ausentista no sabe que así le allanará el camino a los politiqueros, porque tendrán que comprar muchos menos votos para ganar más curules. Si la gente votara masivamente, no les alcanzaría la plata a los delincuentes electorales para imponernos sus candidatos corruptos, ni llegarían a las votaciones mínimas para elegirlos. Es imperativo que la población salga a las urnas en masa y vote, aún en blanco, pero que vote. Así, y eligiendo bien, los colombianos comenzaríamos a controlar a la corrupción politiquera y electoral que carcome al país.

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