Editorial


“La Niña” atacará de nuevo

El IDEAM anunció el retorno del fenómeno meteorológico llamado “La Niña”, en la segunda temporada de lluvias del año, que ya comenzó en el Caribe colombiano. La que se sobreviene podría ser la consabida “tragedia anunciada” porque buena parte de las obras de mitigación del invierno pasado no están concluidas y otras no han sido iniciadas.
Para el norte de Bolívar, las obras diversas del Canal del Dique son indispensables, pero algunas de las más importantes ni siquiera están en firme: los tres viaductos entre Corralito, Arjona, y el Dique, el levante de dos metros de esta misma bancada y la construcción de un puente nuevo en Gambote.
Uno de los problemas enormes del Canal del Dique en el área de Santa Lucía, Atlántico, es que algunos dueños de finca introdujeron tubos a través de la bancada para regar sus tierras y evadir los costos del agua y la ineficiencia del Distrito de riego. Como están los negocios del agro, la mayoría no da para pagar ni los costos del agua, hecho que debería revisar el Gobierno Nacional, aunque perforar la bancada debería tener penalidades severas, dada la posibilidad de causar desastres.
En el Sur de Bolívar sigue sin concluir el tapón del chorro de La Victoria en plena Depresión Momposina, de cuya seguridad dependen unos 30 pueblos, y cuyo nombre -depresión- también describe el sentimiento de la gente ante la ineficacia de las autoridades a pesar de estar financiadas las obras, aunque ahora se dice que allí necesitan 20 mil millones de pesos adicionales.
La insuficiencia de esos fondos en plena época electoral es una coincidencia que incomoda hasta a los más ingenuos, especialmente cuando aún no hay un pronunciamiento oficial acerca de qué pasó con el supuesto sobrecosto de 6 mil millones de pesos en la distribución de las ayudas en Bolívar a finales del año pasado.
Para el norte de Bolívar y para el sur del Atlántico, la solución está en las obras del Canal del Dique, brazo artificial del Río Magdalena que afecta a ambos departamentos y que por lo mismo debería unirlos. Lo que ocurra en la parte atlanticense del Canal afecta al norte de Bolívar, por lo que a los bolivarenses les interesa que la represa del Guájaro y el complejo lagunar aledaño -que ayudaron a inundar el norte de Bolívar en 2011-, funcionen bien.
También es importante que el sector naviero fluvial, que durante décadas ha tenido un rol hegemónico tras bambalinas con respecto al Canal del Dique y sus expansiones, rectificaciones, dragados y por lo mismo, daños irreversibles a los ecosistemas de la bahía de Cartagena y parques naturales coralinos, comprenda que el Canal del Dique no es suyo exclusivamente ni debe acomodarse a sus intereses particulares, en muchos aspectos contrarios a los colectivos de Cartagena y del país.
Cartagena debe luchar para que en el Dique se haga lo que más le conviene a su puerto marítimo, a los moradores de las riberas y a sus ecosistemas, y no a los intereses particulares.

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