Educación


Estudiar y jugar es aprender sin darse cuenta

COLPRENSA

28 de junio de 2011 10:32 AM

Vacaciones. Por estos días, más o menos desde las 10 de la mañana, el sol se ha levantado con todo su fulgor, como si supiera que los niños solo esperan abrir los ojos para salir a la calle a jugar.
Pero hay un pequeño inconveniente, también hay que estudiar. No faltan las famosas tareas de mitad de año, que por lo general se hacen en la última semana y hasta coge a papás buscando cartulinas y plastilina el domingo en la noche, justo el día antes de entrar al colegio.
¿Cómo hacer entonces para que estudiar con los niños en esta época no sea un tedio? Porque no falta la típica frase: “hijo, éntrese ya que hay que estudiar”.
Claudia Teresa Muñoz, directora de Recordar para el acompañamiento escolar, y licenciada en dificultades del aprendizaje escolar, afirma que la clave está en el juego.
Y es que en la empresa que esta mujer dirige, hacen refuerzos y nivelaciones a los niños que “les está yendo mal en el colegio”, para lo que usan una metodología didáctica, lo que, según dice, es vital para todos lo niños y más en un tiempo en el que ellos solo quieren jugar y descansar de las actividades escolares.
Parece loco enseñar por medio del juego, pero según dice la experta, es muy posible. “Las matemáticas se pueden repasar con juegos como las cartas, los dados, el dominó o simplemente interactuando con los menores. De esa manera ellos aprenden y repasan mecánicamente, no es necesaria toda la formalidad”.
Marcela Muñoz, sicóloga clínica de la Universidad San Buenaventura, afirma que lo mejor de aprender por medio de actividades lúdicas es que los niños afianzan con mayor contundencia los conocimientos, porque no tienen ninguna prevención frente al juego, como sí pasa con un cuaderno o un libro.
También, Claudia Teresa recomienda la unión de dos materias como matemáticas y español. “Se pueden contar las letras, se pueden contar las sílabas. Hay que buscar fórmulas para que los niños vean que todo lo que aprenden en el colegio es aplicable a la vida diaria”.
Es también decisivo el acompañamiento afectivo, no condicionar la demostración del amor porque los niños tienen apatía para estudiar, la psicóloga cree que eso es fundamental, porque de lo contrario se sigue alimentando esa animadversión en contra de la escolaridad.
Alentar las actividades motrices, hacer preguntas a los niños sobre sus labores cotidianas que tengan que ver con los oficios diarios de la casa. “El papá y la mamá deben integrar al niño con todo lo que pasa en el hogar, pero desde la pedagogía”, dice Claudia.
Además de la lúdica, Marcela y Claudia recomiendan que es bueno fomentar la disciplina y la responsabilidad con espacios dedicados para el estudio.
“Se necesita mucho refuerzo en la estimulación y la motivación, porque hemos tenido niños que vienen como aperezados, que no quieren responder a sus obligaciones como estudiantes”.
No es necesario entrar a los niños cuando justo el juego está más bueno para ellos, hay que integrar el estudio a esas dinámicas y que así aprendan sin darse cuenta.

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