La quema de terrenos en fincas aledañas al Parque Santuario Los Colorados, en San Juan Nepomuceno, generó el jueves un gigantesco incendio en el sitio, que consumió más de 10 hectáreas y solo pudo ser controlado al día siguiente. Ante la emergencia, debieron intervenir unas 140 personas, entre bomberos voluntarios, miembros de la Defensa Civil, la Cruz Roja, la Infantería de Marina y la Fuerza Aérea Colombiana, utilizándose más de 20 mil galones de agua para sofocar el fuego.
Precisamente, hace dos semanas durante la instalación en Cartagena de la XII Conferencia de Directores de Servicios Meteorológicos e Hidrológicos, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Gabriel Vallejo López, advirtió sobre la gravedad de dichas prácticas en el Caribe colombiano, justo en esta temporada de sequía que se une con la llegada del “Fenómeno del Niño”. No solo por el impacto ambiental que genera un incendio forestal, sino por el uso que obligadamente toca darle al agua en esos casos.
“A nivel nacional llevamos unos 750 incendios forestales este año, es decir, más de 90 mil hectáreas deforestadas. Más del 90% de ellos son provocados por la actividad humana y esto es muy grave por varias razones. Primero, porque es un daño inmenso al ecosistema; segundo, porque para poder apagar ese incendio toca utilizar muchas personas que deberían estar enfocadas en otras actividades, como bomberos, Defensa Civil y Policía; y lo tercero y más grave, es que para apagar esos incendios tenemos que utilizar agua que hoy, precisamente, es el recurso más escaso que tenemos y que más debemos cuidar. Esto se está convirtiendo en un grave problema”, señaló el ministro en entrevista con El Universal.
El ministro consideró que para contrarrestar estas prácticas que provocan tan graves consecuencias, como se evidenció en San Juan Nepomuceno, es necesario fortalecer la cultura y educación ambiental de los ciudadanos.
Retos ambientales
El ministro de Ambiente recordó que el Gobierno nacional ha alineado estrategias con alcaldes y gobernadores para atender el preocupante tema de la quema indiscriminada de terrenos.
“De esta forma, por ejemplo, en la región del Urabá antioqueño se han judicializado a 17 personas por provocar incendios forestales. La gente lo hace por muchas razones, para sacar carbón de palo, otros para temas más dolorosos como quemar el suelo para que hacer que las tortugas salgan y puedan ser vendidas, también hay quemas para invadir un territorio y otras para que cuando van a ampliar el territorio nadie les pueda decir que eso es un bosque o un manglar”, indicó Gabriel Vallejo.
En el caso local, aunque son muy comunes estas prácticas, aún no se conocen detenciones de personas por ello.
A bañarse en 3 minutos
Gabriel Vallejo insiste en la importancia de cultivar la educación ambiental en la ciudadanía para contrarrestar todas las problemáticas que enfrenta el país y la Costa Caribe. Desde el ministerio, está haciendo especial énfasis en promover una cultura de ahorro de agua, considerando la importancia que representa la conservación del recurso, especialmente en la temporada seca y el “Fenómeno del Niño”.
“Todavía se piensa que el agua es un recurso infinito que sale de la llave y no que proviene de los páramos y las cuencas. En ese sentido, el ahorro de agua se ha vuelto estratégico. Tengo la convicción de que la única manera en que no sea un reto mayor el tema del agua, que hoy es uno de los temas más críticos que tenemos y vamos a tener, es con mayor nivel de conciencia individual en los colombianos”, argumenta el ministro.
A partir de este pensamiento, surge la propuesta del baño en tres minutos y medio, como herramienta de acción individual. “A través de estudios sabemos que el tiempo que demora una persona en la ducha es entre cinco y ocho minutos, pero realmente el tiempo que podría tardar uno bañándose muy bien, es de tres minutos y medio. Si cada persona tomara consciencia sobre ese tema, el ahorro del agua sería otra cosa. Deberíamos pensar que el ahorro del agua se puede hacer desde actividades personales. Nos falta nivel de conciencia, conciencia de apreciar y entender el valor intangible del agua”, puntualiza.
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