Cartagena


El alto costo ecológico que hay detrás de la "comida de monte"

GISELLA LÓPEZ ALVEAR

07 de marzo de 2016 12:00 AM

La cercanía de la Semana Santa y la “restricción” católica de consumir carnes rojas los viernes de Cuaresma, hacen parte de las motivaciones culturales por las que en la costa Caribe colombiana es tradicional en este periodo el consumo de animales silvestres.

Hicotea, pato, armadillo, iguana, entre otros alimentos exóticos y atractivos para muchos costeños, siguen dentro del menú cuaresmal, pese a ser un placer culposo.

El Código Penal Colombiano lo tipifica como un delito, al que llama aprovechamiento de recursos naturales no renovables. En su artículo 328 indica que “el que con incumplimiento de la normatividad existente introduzca, explote, transporte, trafique, comercie, aproveche o se beneficie de los especímenes, productos o partes de los recursos fáunicos, forestales, florísticos, hidrobiológicos de especie amenazada o en vía de extinción o de los recursos genéticos incurrirá en prisión de 2 a 5 años y multa hasta de 10 mil salarios mínimos legales mensuales vigentes”.

No obstante, desde la explotación hasta el aprovechamiento de especies silvestres sigue masificándose, sin pretender salir de la cultura caribeña, aparentemente. Apenas el miércoles pasado, el grupo de Protección Ambiental y Ecológica de la Policía Metropolitana de Cartagena, se incautó de 30 patos pisingos (10 vivos y 20 muertos), 30 hicoteas y hasta de un oso perezoso, todas especies amenazadas. El operativo fue en el puesto de control de Turbaco y dos personas quedaron capturadas.

Según lo que indagó Protección Ambiental, los detenidos viajaban en vehículos de servicio público, provenientes de los municipios de Marialabaja y Mahates, para llegar al mercado de Bazurto a comercializar los animales silvestres, materia prima de la llamada “comida de monte”, muy popular en la ciudad durante la Cuaresma y Semana Santa.

CARÍSIMO A LA ECOLOGÍA
‘La Pequi’, remoquete con el que la Policía identificó a uno de los capturados, reveló que compró en Mahates cada hicotea a $15 mil, es decir, invirtió $450 mil en las especies que en Bazurto iba a vender en unos $25 mil pesos cada una, pero que en temporada alta puede comercializarla en cerca de $40 mil. ‘El Pollo’, el otro detenido, no habló, pero las autoridades presumen que cada pato pisingo podía venderlo por $30 mil en la central de abastos.

Sin embargo, esos valores económicos no son nada comparado con el valor ecológico que tiene cada especie según su grado de amenaza, de acuerdo a tasas establecidas por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

“Con los decomisos que hacemos, establecemos el valor ambiental que tiene cada especie amenazada, según lo que dice el Ministerio. Por ejemplo, en este operativo nos incautamos de 30 patos pisingos, cada uno tiene un valor ecológico de 6 salarios mínimos ($689.454), entonces estos 30 patos le cuestan a la ecología $124.101.720 millones. El valor ecológico de la hicotea es de 5 salarios mínimos, entonces las 30 hicoteas cuestan $103.418.100 millones”, explicó el intendente Jaider Aguilar, subcomandante del grupo de Protección Ambiental.

Las especies decomisadas fueron dejadas a disposición de Cardique, para ser devueltas a su hábitat natural.

ACCIONES DE CONTROL
Precisamente, el pasado 3 de marzo se celebró el Día Mundial de la Vida Silvestre, una fecha en que las autoridades ambientales invitan a pensar en la conservación de especies de flora y fauna que están bajo algún riesgo de amenaza ya sea por tráfico, por pérdida de su hábitat o por caza indiscriminada. Según el Ministerio de Ambiente, los reptiles, las aves y los mamíferos son el grupo más afectado por el tráfico ilegal en el país, y la mayoría de este tráfico ocurre en el Eje Cafetero y en la región Caribe.

Dentro de las medidas de conservación y protección adoptadas por el Ministerio de Ambiente están la educación ambiental para los lugareños, la búsqueda de repoblamiento y el desarrollo de programas de liberación y reubicación de ejemplares. En el ámbito local, Cardique realiza operativos en conjunto con la Infantería de Marina para combatir el tráfico ilegal de fauna silvestre en el Norte y Centro de Bolívar. Los operativos, según la entidad, van acompañados de programas de educación ambiental, dirigidos a crear una nueva dinámica económica basada en el potencial ecoturístico de estas áreas, lo que conservaría a las especies.

“Hay que frenar la degradación que sufren los ecosistemas de la región con acciones concretas. Estamos trabajando articuladamente con las autoridades policivas y militares para evitar un desequilibrio en la sostenibilidad ambiental”, dijo Olaff Puello, director de Cardique.

Según el grupo de Protección Ambiental de la Policía, este año han capturado en Cartagena a 15 personas por aprovechamiento de recursos naturales no renovables y han decomisado 3.560 huevos de iguana, 51 hicoteas, 38 aves y 9 babillas. El año pasado, fueron cinco los detenidos y se incautaron de 88 hicoteas, 51 aves, 29 iguanas, 1 boa y 66 huevos de iguana.

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