Dos horas antes de que comenzara el bando, en la avenida Pedro de Heredia, a la altura del barrio Lo Amador, bajo la lluvia, dos grupos de jóvenes se enfrentaban a peñonazos, que hicieron que los pocos almacenes y talleres que aún estaban atendiendo bajaran sus cortinas metálicas.
A pocos metros, casi llegando al barrio El Espinal, un agente de la Policía usaba su radio transmisor, tal vez pidiendo refuerzos, pero la trifulca se disolvió en cuanto uno de los grupos se dispersó por una de las calles que bajan hacía el barrio Pie del Cerro.
A esa hora, otros grupos de disfrazados iban caminando con dirección al puente de Chambacú, para tomar la avenida Rafael Núñez en busca de la avenida Santander, pero debieron detenerse a manera de precaución cuando en Chambacú, cerca de la estación de Transcaribe, otro grupo se enfrentaba a puños por motivos que nadie quiso averiguar.
Después del desfiles de la reinas populares, la Policía Metropolitana de Cartagena informó que no se presentaron graves hechos de orden público, sino algunos roces entre jóvenes que transitaban por la avenida Rafael Núñez, sobre todo cuando llegaban al Parque Apolo, del barrio El Cabrero.
Un informe parecido entregó el Centro Regulador de Urgencias y Emergencias (CRUE), cuyos voceros dijeron no haber recibido casos que lamentar ni durante el desfile, ni en las horas subsiguientes a su terminación.
Durante el evento, los despliegues policiales, los efectivos de la Defensa Civil, el Cuerpo de Bomberos del Distrito y los agentes del Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte (DATT) se hicieron notar en los distintos tramos que abarcó el desfile.
A propósito del DATT, el suyo fue uno de los disfraces más impresionantes, una especie de perfomance con un carro accidentado con dos “muertos” alicorados: uno sobre el capot y el otro en el volante. La lección: no maneje, si ha consumido alcohol.
Entre las pocas dificultades que tuvieron los agentes de la Policía, estuvo el control de las personas que querían cruzar de un carril a otro cuando ya todos los ingresos estaban cerrados, sobre todo en el lado de la playa donde se instalaron los palcos.
Mientras eso ocurría, los estallidos de la pólvora no se dejaban opacar.
A unos pocos minutos de comenzar el desfile, se rumoró que a la bajada del puente Chambacú, cerca al monumento de la India Catalina, se estaban registrando raponazos, más específicamente robos de teléfonos celulares, información que la Policía desmintió, puesto que varios grupos de agentes fueron desplegados en los diferentes tramos que dirigían a la Santander.
Precisamente, esos mismos grupos se activaron cuando terminó el desfile. El objetivo era lograr que la evacuación del Centro se hiciera lo más rápido posible, sobre todo para evitar congestión vehicular y desórdenes.
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