En lo que va corrido de este año, en el barrio El Espinal se han vendido 7 casas.
Los antiguos propietarios las vendieron en contra de su propia voluntad, pero no les quedó otro remedio, porque las agonías para pagar las facturas de servicios públicos y el Impuesto Predial eran cada vez más insostenibles.
Las familias que aún quedan sospechan que con el paso del tiempo las cosas empeoren y el barrio termine convertido en una extensión más de toda la opulencia comercial y turística que viene devorando antiguos sectores que se caracterizaban principalmente por su vocación popular.
Un edificio inteligente, un macro centro comercial, una hotelería en proyección y varios edificios y conjuntos residenciales se van constituyendo en el anuncio sin atenuantes de que un monstruo urbanístico pronto arrasará con el alma terrígena de todo lo que rodee al cerro La Popa, al Castillo San Felipe de Barajas y a todo lo que aún huela a mares cercanos o a piedra histórica.
El barrio El Espinal tiene 150 años. Está rodeado por la Avenida Pedro de Heredia, los barrios Torices y Lo Amador, el Castillo San Felipe y el Pie del Cerro. Pertenece a la Localidad 1 (o Histórica del Caribe Norte). Tiene 900 viviendas y 1.300 habitantes.
Los moradores, tanto los fundadores como las nuevas generaciones, no son bobos: ellos saben que dentro de unos años sus calles y viviendas se transformarán en otro de villorrio de ricos nacionales y extranjeros, como está sucediendo en San Diego y Getsemaní.
Pero, por el momento y como siempre, todavía guardan el espíritu cívico que les permite reconocer que el no tener espacios para la recreación familiar y deportiva se constituye en un estímulo para que niños y jóvenes tengan que salir del barrio a jugar en los predios del Castillo San Felipe, aún a riesgo de sufrir un accidente en la Avenida Pedro de Heredia.
Pero si quieren evitar cualquier peligro vehicular, niño y jóvenes deben convertir en canchas las pocas calles, que son el pasadizo de las motos, los taxis y los camperos colectivos, que necesitan cruzar desde el Paseo Bolívar o el Playón de Blanco hacia la Pedro Heredia y la Bomba San Felipe.
La Avenida Pedro de Heredia, además de ser la arteria vial más importante que rodea al barrio, es también como un machetazo que lo divide en dos sectores: el de las estribaciones de La Popa y el cercano a la laguna San Lázaro, donde el desarrollo comercial es una gigante ola de aceite, pero sin alcantarillado, casas de tablas y aguaceros que lo inundan todo y se estacan hasta volverse aguas podridas y llenas de malezas.
Cerca de allí, el Puente Heredia es la casa de los habitantes de la calle que pululan por ambos sectores, haciéndole la competencia a los raponeros.
Libardo Hernández Fuentes, de la Junta de Acción Comunal, cuenta que desde que comenzó el auge turístico de la zona, la delincuencia se ha venido robusteciendo, sobre todo porque las calles del barrio sirven para la evacuación de los forajidos, “y eso nos está dando una muy mala imagen”, lamenta.
Señala como otra de las falencias de su barrio la falta de un puesto de salud, pues durante mucho tiempo estuvo dependiendo del desaparecido Club de Leones. “Ahora –dice--, si se nos presenta una emergencia, debemos dirigirnos a la Clínica San José de Torices, pero corremos el riesgo de que de pronto nos remitan a otra parte, por no tener un carné o por no pertenecer a una EPS”.
Otros puntos
**Los servicios públicos funcionan de manera normal, sobre todo el aseo y la energía eléctrica.
**En cuanto a transporte público, El Espinal es uno de los barrios más privilegiados de la ciudad, por estar rodeado de la Avenida Pedro de Heredia y la Carrera 17.
**Por temporadas, el Castillo San Felipe de Barajas organiza jornadas recreativas y culturales para los niños de El Espinal.
**Entre las calles Pasacorriendo y La Paz hay un predio desocupado que podría servir para construir una cancha deportiva, pero se necesita el apoyo estatal.
**A orillas de la Calle Real varias casas se encuentran en alto riesgo de desplomarse.
**En algunos sectores del barrio, las redes eléctricas están casi tocando los techos de las viviendas.
**Los vecinos quisieran que la empresa Aguas de Cartagena les done un solar que ahora mismo está desocupado y que podría ser otra zona recreativa.
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