Cartagena


El intrincado rompecabezas de los proyectos de construcción en Barú

ERICA OTERO BRITO

12 de septiembre de 2016 10:00 AM

Barú es uno de estos casos donde cabe la pregunta si las normas y leyes van en concordancia con el querer de los ciudadanos. Parece casi evidente que todos quieren que esta maravilla de la naturaleza sea respetada y conserve sus cualidades casi intactas para el aprovechamiento de un turismo sostenible y la conservación de esta ‘sede’ única de manglares, arrecifes coralinos y ciénagas costeras.

La realidad es otra. El crecimiento desordenado de la isla ha socavado esta belleza natural. Al contrario de lo que debería suceder, la legislación ha estado tratando de alcanzar a las piedras y al cemento que le tomaron ventaja. E incluso, cuando se ha requerido que las autoridades trabajen con celeridad se han quedado cortas, enredadas en la burocracia que pulula para gobernar los asuntos de este lugar.

Cardique, Dimar, Parques Naturales, la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Planeación Distrital y curadurías urbanas tienen ‘velas en este entierro’, en un terreno con complicadas y difusas clasificaciones para verificar si se trata de áreas marinas, zonas emergidas protegidas y espacios de libre construcción.

Ahora construir obras nuevas en algunas zonas de Barú es impensable porque la norma no lo permite, lo único autorizado son mejoras a obras que existían desde antes de 1996, y ante una solicitud Parques Nacionales verifica en su archivo de fotografías satelitales y georeferenciadas la presencia de tales estructuras antrópicas. ¿Existe un control riguroso de las ‘mejoras’? Asalta la duda.

Solo en agosto de 2016, la Dirección Territorial Caribe de Parques Nacionales de Colombia trabajó en 65 procesos de presunta transgresión a la ley, discriminados así: 15 investigaciones nuevas, seis casos en etapa de indagatoria, cinco, en resolución de cargo; veinte, en período probatorio; doce fallados y siete archivados. Muelles y estancias construidas sin permiso son las motivaciones más comunes de estas investigaciones.

Y es que el interés de los inversionistas sobre este suelo cartagenero ha ido en aumento a partir del año 94 cuando el Distrito hizo una reglamentación especial para la Zona Norte y Barú, refrendada en el 2001 a través del Decreto 0977 en el que se adoptó el Plan de Ordenamiento Territorial de Cartagena y quedó ratificado el aval para desarrollar en esta tierra actividades propias de área urbana y rural.

UN GRAN CASO A LA VISTA

El proyecto turístico que más sobresale a la fecha en Barú, por el tamaño del terreno y las ambiciones de desarrollo, es el hotel Mona Prieta, de propiedad de la agencia de viajes Aviatur, que pretende, a más tardar en 2018, abrir las puertas a una clientela “premium” a la que espera ofrecerle un complejo vacacional con 48 bungalós, piscinas, club house, spa, bar restaurante y zona de servicios y administrativa.

El hotel estaría en un área de 14,36 hectáreas, muy cerca de la ciénaga El Pelado, frente a una porción importante del Parque Natural Corales del Rosario. Ante estas pretensiones, la Curaduría Urbana Uno expidió el permiso de construcción y la Corporación Autónoma Regional del Dique (Cardique) aprobó la tala de 240 árboles de diferentes especies y la compensación de la siembra de cinco plantas por cada árbol cortado (1.200 árboles debe sembrar Aviatur) y el seguimiento y riego de las mismas durante un año. Los sitios donde se hará la restitución deberán ser acordados con Cardique en zona de influencia. Cardique también les dio un permiso de vertimiento de líquidos, pero este no basta para que el hotel descargue sus aguas servidas al parque natural coralino; para hacer eso necesita la autorización de Parques Naturales, la cual aún no tiene.

La empresa trabaja la construcción/restauración de cuatro muros de protección costera que han llamado la atención a inversionistas a los que las autoridades les han negado solicitudes no solo similares, sino hasta menores.

Esta estructura de rocas fue autorizada por la Dirección Territorial Caribe de Parques Naturales como una reparación y adecuación de obra preexistente. Esto quiere decir, según el director del Parque Natural Corales del Rosario y San Bernardo, capitán de corbeta Carlos Andrés Martínez, que los muros ya existían desde antes de 1996, año en el que la Dirección Nacional de Parques emitió la resolución 1424 que autoriza la reparación de infraestructuras levantadas antes de ese año y prohíbe la construcción de nuevas obras que interfieran u ocasionen impacto en el espejo marino protegido. La autorización para nuevas obras de protección costera y embarcaderos debe ser gestionada ante la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA).

Observe el video.

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Parques concedió a Aviatur, además, permiso para la reparación y adecuación, guardando las mismas dimensiones y diseños, de dos espolones y dos muelles preexistentes y le negó la construcción de un sendero y un muelle nuevo, conminándolo a dirigirse a la ANLA.

Martínez aclara que ningún muelle es propiedad privada porque estos son construidos en terrenos de uso público por lo que para ponerlos en funcionamiento los empresarios deben solicitar una concesión a la Dimar.

LOS TRÁMITES PARA CONSTRUIR EN BARÚ

Son varias las autoridades que confluyen en la isla para otorgar permisos de construcción, cada una tiene su jurisdicción de acuerdo a la ubicación del proyecto. Las obras a materializarse en tierra deben ser autorizadas por cualquiera de las dos curadurías urbanas que funcionan en Cartagena y supervisadas por la Secretaría de Planeación Distrital para que cumplan con lo indicado por la reglamentación especial que cobija a la isla. En ella sólo se permite la ocupación del 10% del lote y las edificaciones no deben sobrepasar los cuatro pisos. Los interesados también deben dirigirse a Parques Naturales, a Cardique y a la Dimar, de acuerdo al diseño de la obra.

LAS DIMENSIONES DEL PARQUE

El Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo fue declarado así en 1977, son 120 mil hectáreas, compuestas mayormente por área marina en donde hay dos archipiélagos, ciénagas costeras, arrecifes coralinos y manglares. De las islas emergidas solo cinco puntos son áreas protegidas: las Islas del Rosario, Isla Tesoro, Isla Mangle, Isla Maravilla, estas dos últimas en San Bernardo, y un sector en Barú conocido como Playetas, que incluye la ciénaga del Mohán.

Observe el mapa del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo. La zona azul claro es el área marina y los terrenos resaltados en cuadros son las zonas emergidas protegidas, el círculo indica la zona cercana donde se construye el hotel Mona Prieta.

A LA ESPERA DE LA VÍA PLAYETAS

Mientras se resuelven y conceden proyectos privados de construcción en la isla, los isleños se encuentran desesperados con el estado de la vía que va al sector de Playetas, al punto que recientemente protestaron buscando llamar la atención de la Alcaldía Local, Parques Nacionales y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA). El proyecto que busca mejorar esta vía ‘tragada’ por el mar, además de la instalación de un gasoducto para llevar gas a la comunidad de Barú, sigue en veremos a pesar de varios años de trámites.

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