Un antiguo residente de El Laguito iba entrando al barrio como pasajero de taxi, pero la llegada a su edificio se demoró, porque el taxista temía quedarse varado en uno de esos charcos gigantes que dejan las lluvias en la calle Almirante Brión.
--¿Ustedes por qué no hablan con la Alcaldía para que les arreglen ese problema?--preguntó el taxista--
--Ya estamos cansados de tanto poner la misma queja.
--Allá en El Pozón --remató el conductor-- prendemos un poco de llantas en alguna vía principal y enseguida nos arreglan esa joda.
“Pero aquí nadie protesta”, dice el residente cuando termina de contar la anécdota del taxista pozonero.
Según él, nadie protesta por la ocupación de los andenes por parte de los establecimientos comerciales, a cuyos propietarios parece no importarles que los peatones (aun los adultos mayores) tengan que caminar por las vías exponiéndose a ser atropellados.
Son varios los residentes quienes cuentan que pocas veces el Gobierno Distrital ha hecho caso a sus requerimientos, razón por la cual se vieron precisados a organizar una Junta de Acción Comunal, tal vez la más joven de la ciudad, puesto que apenas tiene tres años.
Esa junta comunal ya se apropió de una lista de compromisos de mejoramiento, como los problemas de orden público que provocan algunos promotores de apartamentos y lavadores de carros, quienes cobran cifras descomunales por sus servicios, “y si no quieres pagar, te rompen los vidrios del carro, se roban los espejos y los focos, y hacen algún daño en tu casa”.
A algunos los señalan como expendedores y consumidores de estupefacientes, quienes también protagonizan atracos a cualquier hora, “pero el problema es que el CAI que tenemos no siempre está en capacidad de controlar, porque tiene pocos policías. Y, cuando denunciamos, nos queda el peligro de las amenazas y las agresiones”.
Reiteran que El Laguito tampoco se salva de las inundaciones invernales, principalmente en la Avenida del Retorno, donde está el cuerpo de agua que da nombre al barrio.
“Durante los últimos aguaceros --relatan--, las aguas estancadas del lago subieron tanto que no solo inundaron la Avenida del Retorno, también se metieron hasta las terrazas de los edificios que bordean la vía”.
Dicen que hace muchos años quedó abandonado el proyecto de abrir una boca para que el laguito se comunique con la bahía, y la consecuencia es una extensión de agua contaminada, donde desembocan corrientes servidas provenientes de establecimientos cercanos, “cuando años atrás servía para deportes náuticos y era como una reserva de peces, aves y plantas acuáticas”.
Se quejan del irrespeto al espacio público por parte de vendedores ambulantes y los buses donde vienen los turistas, los cuales son parqueados a las puertas de los edificios residenciales, sin que ninguna autoridad de tránsito ponga orden.
“Pero no solo son los vendedores y los buses --agregan--: algunos dueños de edificaciones han robado espacios, como canchas y parques, que pertenecían a la comunidad y el Gobierno Distrital nunca ha dicho nada. Ahora estamos sin espacios recreativos, ni iglesia, ni colegios, ni centros médicos”.
Unos 40 años atrás, cuando el barrio estaba compuesto por mayoría de casas y unos cuantos edificios, los servicios públicos funcionaban aceptablemente, “pero ahora los edificios pasan de 50 pisos, y servicios como el agua y la energía eléctrica nos los cobran exageradamente, dizque porque somos estrato seis alto, aunque vivamos como un estrato cero”.
Otro tanto ocurre con el transporte público, del que solo cuentan con unas cuantas busetas, “pero hasta para eso nos ignoraron, porque Transcaribe solo llega hasta el Hotel Caribe, cuando pudo haber dado la vuelta por nuestros predios y servirnos a todos, no a unos cuantos”.
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