Los nativos del corregimiento de Tierrabomba creen que, de no hacerse algo pronto, el mar los dejará sin cementerio.
Según ellos, hace unos 15 días las olas derribaron parte de la paredilla frontal del camposanto, por lo cual temen que las corrientes continúen socavando el terreno y terminen desenterrando los cadáveres, lo que generaría una verdadera emergencia sanitaria.
Asimismo, dicen tener la certeza de que la causa de este fenómeno es la mala ubicación de un espolón que se construyó como parte de las obras de protección costera de la isla.
Jorge Cedén Herrera, presidente de la Junta de Acción Comunal de Tierrabomba, relató que cuando la empresa RAHS Igeniería S.A.S. comenzó a construir los espolones, los viejos nativos de la isla recomendaron que la protección correspondiente a la zona del cementerio (que queda al sur de la isla) se levantara en el sitio conocido como la Puntica del Cementerio, a unos 10 metros de donde lo hicieron, pero los ingenieros dijeron que se seguirían por los diseños creados por la Universidad de Cartagena.
“Las recomendaciones de los viejos nativos --explicó Cedén Herrera-- no eran caprichos sino que estaban fundamentadas en el conocimiento ancestral del comportamiento de las corrientes marinas respecto a la isla, y es así como siempre hemos construido aquí”.
De acuerdo con el líder comunal, a los pocos días de haberse construido el espolón aparecieron unas grietas en un tramo de la paredilla que cerraba el recinto hasta que ese fragmento terminó por caerse, además de que el mar devoró la playa por donde caminaban los dolientes para llegar al camposanto.
“Ahora lo que falta es que las corrientes sigan arremetiendo y removiendo las tumbas”, indicó el activista cívico.
Desde que ocurrió el incidente, tanto el Consejo Comunitario de Tierrabomba como la JAC enviaron informes escritos y gráficos a la Secretaría de Infraestructura del Distrito, a la empresa RAHS Ingeniería S.A.S. y a la veeduría de las obras.
En cuanto a un posible traslado del cementerio hacia tierra firme dentro de la isla, Jorge Cedén se muestra como uno de los partidarios de esa idea, pensando especialmente en las personas de la tercera edad, quienes deben caminar demasiado y por caminos de herradura que no se compadecen con sus condiciones físicas.
Sin embargo, muchos de esos mismos ancianos, como Luis Torres Llerena, quien también ha enviado quejas al Distrito respecto a esta situación, se oponen el hipotético traslado, alegando que el actual sitio del cementerio “es un lugar de tradición donde están descansando nuestros antepasados y no queremos profanar su descanso”.
El secretario de Infraestructura del Distrito, Wilson Herrera Díaz, manifestó que las obras de protección de Tierrabomba siempre se han adelantado con el concurso de la comunidad y según los planos que fueron aprobados por la Dimar y por el Ministerio del Medio Ambiente, “pero en estos momentos no podemos hacer algo por la situación del cementerio, ya que la obra fue suspendida por Cardique”.
A su vez, el director de Cardique, Olaff Puello Castillo, expresó que “el mal estado del cerramiento del cementerio es evidente, dado que con la construcción de las obras de protección , el problema se agudiza por la socavación que ellas ejercen. Sin embargo, esos daños no se dieron por la suspensión de las obras que ordenó Cardique, sino porque no se realizó el manejo adecuado para evitar el colapso del camposanto”.
El Universal se comunicó con RAHS Ingeniería S.A.S., cuyos funcionarios dijeron que próximamente darían sus declaraciones.
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