Alejandro Raúl Argüello no esperó dedicarse a esparrin de una buseta de servicio público y menos en Cartagena, una ciudad tan diferente a la suya, Rosario, Argentina.
Hoy, poco es lo que extraña de su tierra natal, sin poder explicarlo adora La Heroica y a su gente. Ha aprendido a moverse en ella y despierta curiosidad entre los usuarios que suben a la ruta de Bosque, donde a diario presta su servicio como ayudante de un conductor.
“En esta ciudad todos te saludan como si te conocieran de toda la vida. Eso me gusta”, dice.
¿Cómo llegó al oficio?
‘El boludo’, como lo llaman cariñosamente sus compañeros, hace un año llegó a Cartagena de paso, se dirigía hacia la zona costera de México, pero por asuntos económicos no pudo desplazarse hasta el país azteca. Tras quedar sin plata y sin poder regresar a su país de origen, el aventurero joven de 28 años, vivió las dos semanas más duras de su vida. Dormía en las plazas públicas, las migajas que botaban las panaderías eran su alimento, eso sí, en medio de su hambre y necesidad siempre pidió, nunca cogió algo que no le perteneciera. “Me decía a mí mismo: ‘¿Cómo podés estar viviendo esto, si en tu casa lo tenés todo?’, fue una gran lección para mí, aprendí a valorar cada cosa que en la vida quizá no valoré, los pequeños detalles.
Entonces conocí a los ángeles que me ayudaron, Steven, quien hoy es mi amigo, es esposo de una mujer que conocí a través de otro amigo. Él conduce una buseta y me ayudó ofreciéndome trabajo de esparrin”, explica.
Durante cinco meses observó desde la parte de atrás de la buseta cómo era el ‘maní’ y según Gabriel Arnedo, su entrenador, aprendió rápido.
El oficio de ayudante de bus no existe en Argentina, lo había visto en Lima y ahora en la Heroica, a pesar de desconocerlo, hoy, su desempeño es excelente. Ya grita: “Bosque, Bosque, por el Caribe Plaza”, en un tono costeño. Algunos pasajeros le dicen italiano, argentino, otros ché boludo.
Ama el rock, pero la champeta se le mete por los poros, saludaba poco, hoy es amigo de sus vecinos en el barrio El Carmelo, estudió contaduría en Rosario, pero su sueño es homologar las materias.
“Aparte de terminar la carrera aquí también me gustaría encontrar más adelante a una mujer maravillosa. La piel de las cartageneras es muy linda”, concluye el hincha del Newells.
Un oficio difícil y digno
Al referirse al trabajo de un ayudante de bus lo describe como un trabajo de mucho esfuerzo físico y que necesita ser dignificado. “He notado que a veces el esparrin no recibe el mejor trato, en Cartagena eso debe mejorar”, argumenta.
“Bosque, por el Caribe Plaza, Crisanto Luque”, grita Alejandro al llegar a la India Catalina.
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