Cartagena


En busca de soluciones para el Salto del Cabrón, en La Popa

GISELLA LÓPEZ ALVEAR

03 de julio de 2017 12:00 AM

Una piedra caliza, de entre 20 y 25 metros de espesor, cubre en gran medida la parte superior del cerro de La Popa. Una porción de esa piedra, que ha quedado al descubierto por el efecto acumulado de la erosión y deslizamientos durante muchos años en la zona, es el Salto del Cabrón.

Esa estructura es sobre la que está parte del convento de La Popa en la cima del cerro y la misma que un grupo de profesionales de la Universidad de Cartagena está estudiando para definir alternativas de mitigación al riesgo que hoy representa, debido al fisuramiento sobre el que se está alertando desde marzo pasado.

(Lea:Empezaron los estudios en el Salto del Cabrón)

“El Salto del Cabrón hace parte de un talud, constituido en su parte superior por una caliza y en él subyace un material más arenoso, llamado arenisca, y también limolita (roca sedimentaria más fina que la arenisca). Está afectado por una gran cárcava (zanja) producto de todo el proceso de erosión, deslizamiento y movimiento de material que le ha afectado durante muchos años. Es la única zona del cerro que tiene esa característica geológica y problemática específica”.

“El Salto del Cabrón es parte de una piedra caliza, en una zona pequeña de lo que ocupa hoy el convento. Ha quedado descubierta a raíz de la erosión y como está expuesta, a la vista tiene el color gris, pero al excavarla se nota que tiene otros tonos”.

Así explican Guilliam Barboza y Emilio Martínez, respectivamente, el “padecimiento” del Salto del Cabrón. Ambos participan en el convenio interadministrativo que firmó el Distrito y Unicartagena para evaluar los problemas de estabilidad de taludes del Salto del Cabrón. El primero es ingeniero civil y el coordinador técnico del convenio, mientras que el segundo es el topógrafo jefe de este proyecto, con el que se espera entregar información concluyente y definitiva a mediados de septiembre, sin dejar de aportar recomendaciones eventuales al Distrito una vez se vayan generando resultados. 

Con estos estudios, además se pretende actualizar la información que sobre esta problemática se conoció desde 2009, cuando la misma universidad realizó un estudio similar para que la administración distrital de ese entonces ejerciera acciones de mitigación del riesgo generado.

LO QUE SE HA HECHO
El área de intervención del proyecto ocupa entre 10 y 12 hectáreas. Según explican los investigadores, no solo se recopila información sobre el estado del Salto del Cabrón sino además sobre el área de influencia.

“Hay fisuramiento en las calizas, pero ya se sellaron. Sin embargo, para evaluar cómo están a nivel geológico y geotécnico, se hicieron una serie de métodos geofísicos para analizar el estado del subsuelo debajo del convento. Estamos identificando cómo están las calizas y por dónde va su contacto para poder verificar qué es lo que toca tratar. Pero no solo tenemos que enfocarnos en las calizas, hay que mirar cómo está el material abajo, porque de nada vale estabilizar las calizas si no se estabiliza también la parte media y baja. Y aunque el problema radica en el Salto del Cabrón, estamos evaluando toda el área de influencia, para lo que son necesarias, por ejemplo, perforaciones de 30 metros en las calizas para caracterizar de manera geotécnica el material”, argumenta Guilliam Barboza.

En ese sentido, el ingeniero dice que desde que comenzó a ejecutarse el convenio se adelantó trabajo de campo en cuanto a geofísica, con labores relacionadas con vibraciones, tomografías sísmicas y eléctricas, y de georadar, para analizar las condiciones del subsuelo de la caliza y la parte estadigráfica.

También se ha hecho trabajo de campo en cuanto a topografía, componente que definen como fundamental en este caso. “Hemos avanzado un 40% de las labores. La idea es rodear el perímetro del cerro de La Popa, para separar los mantos que lo conforman, que son uno calizo, otro de arenisca y al final uno de lodo (…) Desde el área de geología del proyecto necesitan determinar el perímetro de la piedra caliza, por lo que los topógrafos tenemos que encontrar el punto en el que la piedra se encuentra con la arenisca, es decir, la base de esta piedra. Tenemos un área delimitada que recorrer, que no solo se limita al convento y al Salto del Cabrón, sino que se busca elaborar un perímetro más completo, para que los demás profesionales puedan determinar si hay taludes en riesgo y si las viviendas que están abajo están en una zona comprometida, entre otras cosas”, explicó Emilio Martínez.

“Es necesario delimitar por dónde es el contacto con las calizas, ya que debajo de estas está un material arenoso, muy erodable y menos resistente. Con la intervención antrópica no controlada, el manejo de las aguas y la erosión se favoreció una socavación que dejó prácticamente las calizas en el aire y por eso comienza el proceso de fisuramiento”, detalla Barbosa.

OTROS COMPONENTES

Con el avance del proyecto se desarrollará también un componente de análisis estructural al convento y las soluciones a las que habría lugar, así como un inventario estructural a las viviendas construidas en zona de riesgo. También hay componente biológico, relacionado con el análisis de la cobertura vegetal que se manejará en los taludes que están desprovistos de vegetación. De otro lado, se hará una modelación para determinar hasta dónde llegaría el bloque en caso de que cayera, en un escenario de riesgo. En cuanto a trabajo social, se está socializando el proyecto con los habitantes de la zona y se evalúan sus condiciones socioeconómicas y culturales.

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