Cartagena


En Tierrabomba esperan que Cardique dé vía libre a construcción de espolones

ERICA OTERO BRITO

03 de septiembre de 2016 01:00 PM

Mientras Cardique y el Distrito gastan tiempo en ponerse de acuerdo para reanudar la construcción del sistema de espolones y rompeolas diseñado para frenar la erosión de Tierrabomba, los isleños se aferran a su fe; no tienen ninguna otra defensa frente a la amenaza inminente de que el mar arrasará sus casas. Es cuestión de tiempo si no se hacen las obras.

Desde la orilla, Luis Torres Llerena señala preocupado hacia una gran peña situada a unos pocos metros dentro del mar y expresa: “Esa piedra que usted ve ahí es lo único que queda de mi casa. El mar la tumbó hace cinco años, el 24 de diciembre. La angustia empezó un año antes cuando nos dimos cuenta como el mar se iba aproximando, no teníamos vida. Era una línea como de 20 casas a la que le llamábamos Barrio Abajo, con sus respectivas calles; pero el mar no dejó nada. Ante el horror de la tragedia pedimos ayuda al Distrito, pero no nos escucharon ni antes ni después”.

Torres, de 69 años, quien es hoy presidente del Comité de Obras de la Junta de Acción Comunal de Tierrabomba, cuenta que el cataclismo para su familia y sus vecinos empezó a las 10 de la noche con la arremetida de fuertes olas que golpearon las paredes de las casas hasta derrumbarlas. El ‘ataque’ terminó a las 4 de la madrugada cuando ya no hubo nada que rescatar. Los residentes salieron despavoridos para salvaguardar sus vidas, no hubo tiempo ni de sacar la ropa. A unos cuantos metros de la orilla observaron cómo sus enseres nadaban en las turbulentas aguas, sólo les quedó llorar. Cada quien se recuperó de la tragedia como pudo, del Distrito, hasta el momento, no han recibido resarcimiento.

Pese a la experiencia, la catástrofe está ad portas de repetirse. El mar luce como un depredador sigiloso y silencioso a pocos metros de las viviendas del Barrio Arriba. En sus 48 años de edad y de vivir en la isla, Edilma Herrera Herrera no había sentido tanto miedo como tiene ahora. “Aquí uno duerme con un ojo abierto y otro cerrado”, dice. Cuando la marea sube, el agua llega hasta la puerta de su vivienda, en la que habitan siete personas, entre ellas un bebé de cinco meses.

Los isleños temen que Cardique y el Distrito no superen sus diferencias antes de noviembre cuando auguran que la cosa se pondrá fea porque empieza la temporada de mareas altas y las olas del mar arrecian y golpean con fuerza sin importar lo que puedan llevarse a su paso.

La construcción de espolones y rompeolas para proteger seis kilómetros de la línea de costa de Tierrabomba está paralizada desde el 9 de junio por orden de la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique (Cardique)  tras una visita de verificación en la que desaprobó la construcción de un espolón frente al cementerio de la isla porque variaron su ubicación respecto a la indicada en el diseño que recibió la licencia ambiental.

La orden fue tajante: “La medida preventiva impuesta es de inmediata ejecución, tiene carácter preventivo y transitorio y se aplicará sin perjuicio de las sanciones a que hubiere lugar, surte efectos inmediatos y contra ella no procede recurso alguno y se levantará de oficio o a petición de parte cuando se compruebe que han desaparecido las causas que la originaron”, afirmó en su momento, Olaff Puello Castillo, director de Cardique.

Desde entonces, el macroproyecto en el que los isleños estaban esperanzados para protegerse de los embates del mar está en el limbo. Oficios vienen y van entre el Distrito y Cardique, pero la situación no se destraba mientras el problema de la erosión crece.

UN PROBLEMA EN CRECIMIENTO

El desgaste de la línea de costa de Tierrabomba comenzó a ser tema de debate en el 2005. En ese año la Administración Distrital contrató con la Universidad de Cartagena un primer diseño de protección que ofreció dos alternativas, ninguna fue llevada a cabo por falta de recursos. Cuatro años después se contrató nuevamente con la U de C, un estudio, por 250 millones de pesos, este arrojó tres opciones: un sistema con 22 estructuras (espolones y rompeolas), otro con 11 y uno más con 14. Finalmente se acogió la tercera alternativa, que para entonces estaba presupuestada en 14 mil millones de pesos.

En medio de las gestiones para conseguir el dinero, en 2011 se presentó una arremetida del mar y hubo que contratar de emergencia la construcción de uno de los espolones del macroproyecto elegido. Esta cuña de rocas en forma de L y de 192 metros lineales fue levantada en el sector conocido como La Puntica. La acción aguantó un poco la invasión del mar a la isla. En mayo de 2015, una vez el Distrito obtuvo por parte de Cardique la licencia ambiental, contrató mediante licitación con Rash Ingeniería, la ejecución del macroproyecto con las 13 estructuras restantes por un costo de $24.309 millones.

Las obras alcanzaron a ejecutarse en un 45 por ciento, antes de la orden de suspensión, representados en siete estructuras: dos espolones y dos rompeolas en Tierrabomba, y dos espolones y una protección marginal en Punta Arena.

El levante de estas “armaduras” tiene divididos a los habitantes de Tierrabomba. Hay quienes piensan que el arrume de rocas sí ha ido recuperando la playa poco a poco y hay quienes aseguran que el efecto es adverso. “Ha servido en unas partes más que en otras. En el Barrio Arriba la mejoría ha sido muy lenta, se ha recuperado muy poquita playa y quienes vivimos en la orilla tememos los meses de marea fuerte”, comenta Irma Jiménez Cervantes.

Adinilson García, edil de Tierrabomba, asegura que los encargados de hacer el diseño en la Universidad de Cartagena no escucharon las sugerencias de la comunidad. “Nosotros respetamos a los ingenieros, ellos son profesionales. Nosotros no tenemos los conocimientos que ellos adquirieron en la universidad, pero tenemos una sabiduría heredada de la experiencia de vivir en la isla y convivir con el mar. Con base en ello sugerimos algunos puntos específicos donde debieron levantarse las estructuras, son sitios donde anteriormente hubo espolones artesanales que defendieron satisfactoriamente la isla, sin embargo no fuimos escuchados y hoy desafortunadamente la realidad nos está dando la razón: las estructuras levantadas hasta ahora no están cumpliendo a cabalidad la tarea de protección y si además no se van a completar por el tema de la suspensión, peor aún”, afirma Adinilson.

Luis Torres dice que la comunidad exigirá por las vías de hecho, si es necesario, la reactivación de las obras. Preparan cerrar el Canal de Bocachica en cualquier momento.

SIN LUZ VERDE PARA CONTINUAR

La única respuesta que da Cardique a este embrollo es que está evaluando la información técnica presentada por el Distrito de Cartagena con el fin de resolver a la mayor brevedad los temas asociados a la actuación sancionatoria, teniendo en cuenta que se ejecutaron obras no previstas en la licencia ambiental otorgada por la corporación. No da fecha límite de pronunciamiento y hasta el momento, según el secretario de Infraestructura distrital, Wilson Herrera, tampoco les han hecho saber el nuevo impacto ambiental que presuntamente se ocasionó con variar la ubicación inicial del espolón.

“Para la Secretaría de Infraestructura, para la Universidad de Cartagena y para AFA, la empresa interventora, no hay impacto distinto a los contemplados en la licencia ambiental, sin embargo estamos prestos a corregir lo que Cardique considere conveniente porque esta parálisis puede generar nuevos ajustes en el diseño ya que está ejecutado parcialmente y la dinámica marina es cambiante; puede hacer mella en zonas que aún no están intervenidas”, explicó Herrera.

Alfonso Arrieta, director del Instituto de Hidráulica de la Universidad de Cartagena y líder del equipo de trabajo que diseñó el sistema, precisa que el ajuste en la ubicación el espolón no significa que el concepto del proyecto haya cambiado sino que en ese momento las condiciones ambientales variaron y se hizo necesario correrlo un poco, además fue a petición de la misma comunidad. “La naturaleza es dinámica por eso son normales los ajustes sobre la marcha, pero los aspectos jurídicos son rígidos, por tanto no hay correspondencia, y los funcionarios también se vuelven rígidos según sus conveniencias”, dijo el experto.

Los días siguen pasando y los isleños esperando. La firma constructora de la obra también enfrenta las consecuencias; todos los empleados quedaron cesantes hasta cuando Cardique levante la sanción. El Distrito impulsa en estos días el inicio de una mesa de trabajo en la que participen  a conciliar Cardique, la Capitanía de Puerto y la Secretaría de Infraestructura. La realidad no da espera, Tierrabomba se hunde. 

Observe cómo se ven desde el aire los espolones y rompeolas construidos en Tierrabomba y Punta Arena.

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