Con el objetivo de frenar la deserción escolar y el bajo rendimiento académico; producto de la explotación laboral en niños, niñas y adolescentes, unos 37 estudiantes, entre los 9 y los 16 años, de la Institución Educativa Los Robles de Nelson Mandela, víctimas de este flagelo, recibieron una completa dotación escolar por parte del Distrito en el marco del ´Proceso de Restitución de Derechos que adelanta la Secretaría de Participación y Desarrollo Social desde el pasado 1 de junio en este plantel.
Uniformes, morrales y kits escolares, fueron algunas de las herramientas educativas que recibieron estos menores luego de ser identificados e intervenidos con la ayuda de un equipo interdisciplinario de psicólogos, trabajadores sociales, nutricionistas y pedagogos.
Rocío Castillo García, secretaria de Participación, explicó que gracias a un convenio suscrito entre el Distrito y la Fundación MAFERPI, fue posible la ejecución de este proceso en el que durante un tiempo aproximado de cuatro meses, recibirán atención integral estos menores, en componentes como: refuerzo escolar, valoración médica nutricional, atención psicosocial y recreación, con el objetivo de restablecer sus derechos vulnerados, en especial, el derecho a la educación.
Entretanto, Dorilza Martínez, rectora de la institución educativa en mención, manifestó: “Hemos visto una respuesta favorable, estos son niños que tienen vulnerado su derecho a la educación porque tienen que estar al cuidado de los hermanitos, ayudando a los papás en trabajos de construcción, saliendo a las calles a vender frutas o ejerciendo cualquier tipo de trabajo y, hemos podido evidenciar, que están mejorando su comportamiento y se sienten muy contentos con el proyecto. (…) Me complace que gracias al trabajo de sensibilización y la atención integral que reciben con este proyecto, las cosas estén empezando a cambiar porque el ausentismo escolar y el bajo rendimiento académico eran recurrentes”.
“Trabajar y estudiar se le hace muy difícil a los niños”
Luz Belsy Guerrero, estudiante de undécimo grado de 15 años, quien desde muy pequeña estudia al tiempo que trabaja, se refirió a la forma cómo ha mejorado su desempeño escolar gracias a este proceso: “Me ha parecido excelente, dan muchas oportunidades y esto evita que los niños estén trabajando. (…) Yo trabajaba, repartía los productos que mi mamá hacía, vendía clorox, perfumes en las casas, recogía las platas, también en un kiosko cuando estábamos en el descanso. Hace un tiempo trabajé en una sala de internet desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la noche, también ayudaba a mi papá a vender CD’s por las calles”.
Agregó: “En realidad creo que trabajar y estudiar se les hace muy difícil a los niños ya que no pueden concentrarse en los estudios, pasan cansados y a veces uno como que baja académicamente. Le doy gracias a la Alcaldía y a la Fundación porque ahora que vino este proyecto, he subido más académicamente”.
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