Cartagena


Explotación sexual, lo que las murallas quieren ocultar

JOHANA HOLGUÍN PRADA

02 de septiembre de 2016 09:00 AM

Las cicatrices del alma cuentan historias. Historias que dejan rastros imborrables y que nos acompañan el resto de nuestras vidas. Ojos marcados por el dolor y la angustia. Sonrisas opacas y muros imaginarios. Esa es la realidad de cientos de niños, niñas y adolescentes en Cartagena.

Sus vidas han sido ultrajadas y sus derechos vulnerados por seres sin escrúpulos, insensibles e indolentes que los convirtieron en “conejillos de indias”. Adultos con mentalidad fraudulenta de querer engañar y explotar a los individuos más inocentes de nuestra sociedad. Personas que pretenden integrarlos en una vida perturbada y oscura.

Se trata de jóvenes obligados a ser adultos de la noche a la mañana. Son muchos los casos de niños, niñas y adolescentes explotados sexualmente en nuestra ciudad. Menores sometidos a prácticas criminales, que los incluyen en las degradantes estadísticas, que por años se ha intentado disminuir y, por desgracia, no ha sido posible.

La explotación sexual es una gran sombra que atormenta a Cartagena, un destino turístico, pero a la vez infernal. Una isla en la que se esconden muchas historias desconcertantes y aberrantes.

La situación de La Heroica es bastante crítica. Estudios académicos han demostrado que es la cuarta ciudad, después de Medellín, Cali y Villavicencio, con más casos de delitos sexuales con menores de edad. Existe una incidencia muy alta en hechos que afectan la salud física y emocional de niños, niñas y adolescentes, según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF-.

El 10 de agosto, los cartageneros quedaron estupefactos. El asombro era inexplicable y la indignación superaba cualquier límite. Una niña, de 15 años, se lanzó del piso 26 de un edificio en Bocagrande y cayó en una piscina del piso 6. Su piel estaba erizada y fría. Su rostro pálido y su cuerpo tembloroso evidenciaban la pesadilla que estaba viviendo. La niña tuvo unos cuantos segundos para tomar la decisión que hoy la mantiene con vida, pero con secuelas físicas y psicológicas: lanzarse antes de que alguien ejerciera fuerza sobre ella.

El hombre que la perseguía era Urbano Pinedo, quien fue presentado ante el juez de Garantías y enviado una cárcel en Santa Marta, por petición de su abogado. Cinco delitos lo tienen tras las rejas. Uno de ellos es una denuncia de explotación sexual. Pinedo habría sometido a la menor a un sufrimiento inaguantable para ella. Lo peor de todo es que esa niña no es la única que está sufriendo por la frialdad de un adulto. Como ella hay muchos menores que no se atreven a denunciar o que ni siquiera comprenden la magnitud de lo que están viviendo.

La Intendente Patricia Piñeres, coordinadora de la Policía de Infancia y Adolescencia, manifiesta que detectar un caso de explotación sexual es muy difícil si no hay una denuncia y aún después de ser detectado el delito, se debe iniciar un proceso de investigación riguroso y exhaustivo. “Es un tema al que hay que invertirle mucho tiempo”, dijo la Intendente.

Una muestra de ello es el reciente caso que se vivió en el corregimiento de La Boquilla, dos días después de conocerse el caso de la menor de 15 años. El 12 de agosto, las autoridades capturaron a Guido Miguel Caicedo. A sus 60 años conoce lo que se siente pasar días y noches en un centro penitenciario. En su contra hay siete denuncias por el delito de explotación sexual agravada.

Guido Caicedo habría usado su negocio, un restaurante y hospedaje en La Boquilla, para ofrecer a turistas servicios sexuales de menores de edad, entre los 8 y 13 años. Caicedo arrendaba las habitaciones por horas a bajo costo. Dentro de su proceso, también investigan si a los menores les daban sustancias alucinógenas.

“La cuestión con Guido es un problema viejísimo y crónico que ya se sabía. Varias veces intervino la Policía, pero nunca pudieron materializar las cosas. El problema del abuso en la boquilla es directamente proporcional a los niveles de pobreza y de mala formación que en cuanto a la sexualidad existen. El proyecto La Muralla ¡Soy Yo!, creado para proteger a los niños, niñas y adolescentes, no llega acá. Acá solo llegan el escándalo y los medios”, dijo Benjamín Luna, coordinador de salud del Centro Hospital de La Boquilla.

Edilberto Díaz Cuadrado también duerme en una celda de Ternera, dos años después de que presuntamente usara a menores de edad para beneficios personales. Díaz es procesado por una denuncia de explotación sexual comercial agravada, por hechos ocurridos en agosto de 2014.

Lo señalan de pagarle a una alumna de una institución educativa, en la que trabajaba como celador, para que le llevara niñas que se dejaran tocar de él. A cambio les daba dulces y dinero.

Estadísticas ciegas
No existen cifras exactas de los casos que se tratan año tras año en las Defensorías de Familia y las ONG, que trabajan para combatir los problemas de explotación sexual en Cartagena. En el 2015, el ICBF cerró el año, con 64 casos visibles de explotación, pero probablemente, hubo muchos que quedaron en el anonimato. Este año, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar hace seguimiento a 36 casos, poco más de la mitad de los registrados el año pasado.

La directora Regional (e) de ICBF, Lenny Cuello Escobar, asegura que esto se debe a que los niños, niñas o adolescentes víctimas, son engañados y utilizados por proxenetas, quienes logran transmitirles culpabilidad, obligándolos a callar su situación.

“El niño, niña o adolescente que es explotado, dada su falta de experiencia y de conocimiento, no entiende que hay otra persona que es la que se aprovecha de su cuerpo. El niño explotado debe ser mirado como una víctima y por lo tanto necesita de todo el apoyo de su familia, de la sociedad y el Estado. Este es el llamado que desde el ICBF hacemos a todos. Nosotros como institución adelantamos programas de prevención y educación sexual en las comunidades. Llegamos a las escuelas, a los barrios y a donde nos requieran. También adelantamos procesos de restablecimiento de derechos en todos los casos que llegan a conocimiento de las autoridades por vía de denuncia, lo que incluye el apoyo terapéutico necesario. Lastimosamente, todos los esfuerzos son insuficientes, dada la complejidad de la situación y algunos factores sociales que predisponen a la explotación sexual”, explicó la funcionaria regional.

En comparación con los casos de abuso sexual, el manejo de la Explotación Sexual Comercial en Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA), es más complejo, ya que resulta más fácil que un menor de edad abusado sexualmente cuente lo que le está pasando. “Tiene que haber una sensibilización para que el niño, niña o adolescente cuente, por ejemplo, quién es el explotador y quiénes fueron los agresores que se aprovecharon de su cuerpo, en qué lugares ocurría y quiénes facilitaban la comisión del delito”, agregó Cuello Escobar.

Turismo: ¿ventaja o desventaja?

Cartagena es sinónimo de turismo. Desde el punto de vista económico podría ser una gran ventaja que la ciudad figure entre los sitios más opcionados del mundo para ser visitado, pero partiendo del punto de vista social, no lo es. ¿Por qué? Sencillo, existen personas mal llamadas turistas que, según Lenny Cuello, se aprovechan de su condición para conseguir los servicios sexuales de menores de edad. En La Heroica, hay proxenetas camuflados en las plazas, playas y parques principales dispuestos a vender sus víctimas al mejor postor.

“Que Cartagena sea una ciudad turística aumenta las posibilidades de explotación sexual. Frente a este tema de explotación, la legislación ha desarrollado proyectos con la hotelería y el turismo serio legal responsable, pero no se puede ocultar que en Cartagena y en otras ciudades turísticas, existe la parahotelería. Hay edificios en donde alquilan apartamentos, pero no son hoteles, y se trata de un fenómeno en el que se ve reflejada en la explotación sexual. No hay un control de quién ingresa y quién no, mientras que en un hotel serio y responsable verifican toda esa información”, indicó Lenny.

Edades más vulnerables

Los niños entre los 12 y 16 años son los que más sufren de explotación sexual. La mayoría de las veces, los agresores son allegados a sus víctimas. Por esta razón, es importante que los padres de familia creen vínculos de confianza con sus hijos, teniendo en cuenta que de esa manera es más fácil detectar cuando están siendo amenazados o vulnerados.

En materia de delitos sexuales, la incidencia es de un 85% en niñas y el otro 15% en niños. “Siempre las mujeres resultan más afectadas que los hombres”, según directora Regional (e) del ICBF.

Redes de apoyo de ICBF

La fundación Renacer (operador de ICBF) es un centro especializado de atención para el restablecimiento de derechos de los niños, niñas y adolescentes, víctimas de explotación sexual comercial. Allí, hacen prevención de explotación sexual, con el fin de generar entornos protectores en las comunidades. Realiza procesos de formación y funciona en el Barrio España, en donde tienen cupo para 50 niños bajo la modalidad de internado.

Cualquier persona que quiera acercarse a la fundación para denunciar y pedir ayuda para  menores víctimas de explotación sexual, puede hacerlo. Las continuas campañas que realizan las autoridades han logrado que las personas se atrevan a denunciar, pero se necesita de mayor conciencia social y ciudadana para obtener mejores resultados.

La Fundación Renacer, ha certificado cadenas hoteleras de Cartagena, que se comprometen a supervisar cuando un adulto intenta ingresar a un hotel con un menor de edad. La corporación de turismo también trabaja en las capacitaciones.

El ICBF también cuenta con tres centros de atención en Cartagena, en los que se acoge a los menores vulnerados y se les brinda acompañamiento sicosocial, antes, durante y después del proceso judicial contra los victimarios. Restaurar y Dignitas. También son operadores del Instituto Colombiano del Bienestar Familiar que propenden por la protección de los menores.

No se quede callado

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar invita a las personas a denunciar situaciones que vulneren los derechos de los menores de edad, en la Casa de Justicia en Canapote, de lunes a viernes, en horario de oficia. Para casos urgentes, pueden dirigirse a las Unidades de Reacción Inmediata -URI- en la sede de la Fiscalía, en Crespo. O en su defecto comunicarse al 01 8000 80 80.

La Policía de Infancia y Adolescencia, en coordinación con la Policía de Turismo, trabaja para crear conciencia en los ciudadanos y extranjeros acerca de la explotación sexual en Cartagena.

Los uniformados dictan charlas en las plazas del Centro Histórico y playas de la ciudad. “En conjunto con hoteleros, hemos intensificado las campañas para evitar que menores de edad ingresen a los edificios sin algún familiar responsable”, afirmó la Intendente Patricia Piñeres.

Distrito prepara campañas de prevención

Fernando Niño Mendoza, secretario del Interior, aseguró que están articulando un equipo de trabajo para adelantar investigaciones, controles y judicializaciones por diversos casos de explotación sexual en Cartagena y sus corregimientos. Sobre todo, por la temporada alta, que empieza en octubre.

El secretario distrital, manifestó, “desde la administración Distrital estamos articulando todo un equipo de trabajo. Para eso la Fiscalía ha delegado un fiscal especializado que adelante las investigaciones por todos las casos de explotación sexual por parte de turistas”.

“La Policía tiene dos unidades asignadas para hacer todas las indagaciones, campañas de prevención y acciones de control específicamente para temas de delitos sexuales con menores de edad. Ellos articulan sus trabajos con un equipo que se encuentra dentro del grupo de Infancia y Adolescencia. En la administración distrital tenemos un grupo de colaboradores desde el área de participación ciudadana y la oficina de derechos humanos de la Secretaria del Interior, en donde recolectamos la información de las comunidades, para identificar cuáles son los sitios de calor, en donde posiblemente están realizándose esas conductas”, agregó Niño.

Sin embargo, líderes comunitarios del corregimiento de La Boquilla no han sentido ese respaldo e indican que los han abandonado. “Este tema es muy antiguo, complicado y bien diagnosticado. Policía de Infancia y Adolescencia, Renacer, ICBF y nosotros como institución de salud tenemos claro que es un problema gravísimo. Pero también hay que decir que hay un abandono total del Estado, en este caso de la Alcaldía, que no ha hecho nada por mejorarlo. No hay una política de atención social ambiental y de problemática de seguridad en La Boquilla”, dijo Benjamín Luna.

Sin duda, la explotación sexual es una realidad grave y latente. Un monstruo que crece como una bola de nieve y el silencio... se convierte en su mejor aliado.

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