Familiares de personas internas en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Blas de Lezo, realizaron un plantón frente a las instalaciones de esta, para protestar en contra de las condiciones en las que son atendidos los pacientes.
Los principales argumentos están relacionados con la falencia del servicio médico, amparados en lo expuesto en la Ley 1437 de 2011. Según manifiestan los familiares, quienes también enviaron a la clínica una querella escrita y firmada de manera colectiva, el pasado 5 de enero, en el centro hospitalario no hay cubrimiento médico las 24 horas y tampoco hay la cantidad de personal especializado que debería existir. En consecuencia, gracias a estas falencias “somos testigos de múltiples situaciones que comprometen la vida de los pacientes por cuenta de estas omisiones”.
“Nuestros familiares son personas, trátenlas como tal. Exigimos que nos cumplan con los derechos a la vida y a la salud”, manifestó uno de los afectados.
Por su parte las directivas de la clínica se reunieron para discutir la situación y por medio de un pronunciamiento enviado a El Universal manifestaron que “la UCI de la Clínica Blas de Lezo, cumple con la totalidad de los requisitos exigidos por la norma legal vigente. Contamos con equipos, instrumentos e instalaciones de última tecnología, de muy reciente construcción, con los máximos estándares de calidad y en especial, con el recurso médico - científico de amplia experiencia y capacidad. Se cuenta con especialista en turno presencial durante las veinticuatro (24) horas de cada uno de los días de cada año”.
CASO DE ROCÍO LIDUEÑA
Según relata Daniel Polo, hijo de Rocío Lidueña, su madre ha tenido complicaciones gracias a un falso diagnóstico que le hicieron en la Clínica Blas de Lezo.
El pasado 4 de diciembre la señora ingresó a UCI muy mal de salud. Ese mismo día los doctores dijeron que debía ser remitida a la clínica La Misericordia, por tratarse de un problema psiquiátrico. A las pocas horas, Rocío, fue devuelta a la Clínica Blas de Lezo con una anotación de la clínica psiquiátrica en la que afirmaba que la paciente no padecía de ninguna afección mental, y que por el contrario, debía ser atendida de manera urgente en UCI.
Luego se le diagnosticó encefalitis viral y se le aplicó tratamiento durante 21 días. Este no funcionó y después de una serie de exámenes, los doctores se dan cuenta que han hecho un diagnóstico errado y que la señora Rocío Lidueña, en realidad tiene encefalopatía de origen lúpico. Desde este último diagnóstico, no se le han realizado los exámenes que ordenó el doctor el pasado 30 de diciembre, manifiesta el hijo de la paciente.
El 4 de enero de 2015 se detecta una fuga en la cánula de la traqueotomía, por lo cual se ordenó una intervención quirúrgica, pero no había el personal adecuado para hacerla. Por esta razón como medida de emergencia, la entubaron, relata Daniel.
“Esto evidencia las falencia de carácter científico y técnico que tiene la clínica”, expresó Daniel Polo.
Por su parte la Clínica Blas de Lezo declaró que desde el ingreso, la paciente, ha recibido con pleno apego a la oportunidad, pertinencia, racionalidad, prudencia, diligencia y pericia indicados en los protocolos médicos, la totalidad de los servicios médicos hospitalarios integrales de alta complejidad que tiene declarados y habilitados la IPS y que le han sido ordenados por los médicos especialistas tratantes. Se ha dificultado la recuperación en una proporción que en principio es complejo dilucidar, porque por ser la paciente testigo de Jehová, sus hijos no autorizan las transfusiones sanguíneas ordenadas por los médicos tratantes.
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