Farándula


La corona del rey: la pelea más dura en el Festival Vallenato

AP

30 de abril de 2013 08:43 AM

Cuando le recuerdan que es hijo de Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, Wílber Nicolás Mendoza Zuleta ‘saca pecho’. Este año aspira, en su tercer intento, al fin alzarse con la corona de rey vallenato en la categoría profesional, como queriendo mostrar que ‘hijo de tigre sale pinta’o’.
Su padre fue rey en 1969 y primer rey de reyes en el 1987. “Este año sí es el mío”, sentencia Wílber, con una seriedad que transmite seguridad. “Es la mejor forma de rendirle tributo a mi padre”, señala.
Dice que viene ‘armado’ con cosas innovadoras para alcanzar su meta. “Tengo dos canciones inéditas”, revela. Su nota es auténtica, seductora al público y bien calificada por los que saben del folclor.
Sin embargo, hay una camada de acordeoneros jóvenes que se despuntan, como queriendo vencerlo en tarima. No tiene temor, confiesa sin problema alguno y advierte que la pelea la va a dar con ‘toda la carne sobre el asador’.
“Son muchachos, pero deben esperar”, ataca Wílber Mendoza, sentenciando que “los ‘pollos’ siguen siendo ‘pollos’, cuando hay un ‘gallo’ por delante”.
Pero, al otro lado de la valla está Jorge Lucas Dangond Daza, un ‘pollo’ de esos que ‘mueve’ masas, concentra seguidores e influye tanto, que en su presentación de ayer se hizo acompañar por una comitiva que incluía a Carlos Bloom, manager de Silvestre Dangond, su primo.
También las recomendaciones musicales se enfocan en Javier Antonio Matta Correa, otro digitador que viene haciendo carrera en el Festival de la Leyenda Vallenata. Esa ‘cuerda’ registra, de igual manera, a acordeoneros como Mauricio Andrés De Santis Villadiego.

Presencia indígena
Desde lo más empinado de la Sierra Nevada de Santa Marta llegó a Valledupar el rumor de un sentimiento: los indígenas reclaman su espacio dentro del folclor vallenato.
Las etnias wiwa y aruhaca sumaron fuerzas para buscar la corona de rey profesional, con el acordeón de Arismalder Loperena Vega y la voz de Kandy Maku.
“Demostramos la cultura y lo mucho que le ha aportado al vallenato”, señala Kandy Maku, advirtiendo que su objetivo principal “es que el vallenato reconozca el aporte de los indígenas”.
Arismalder participa desde el año 2003 en el Festival, claro está que inició en la categoría infantil, pasando por juvenil y luego un salto a profesional. En su casa hay músicos y eso pasó a su sangre. “La idea es mostrar la altura de uno”, confiesa.

¿‘Rosca’?
El cantautor urumitero Fabián Corrales arribó a la Plaza ‘Alfonso López’. Sus sentidos estaban perfilados a una sola cosa: escuchar a su compañero de fórmula, Leonardo Cristian Farfan Brochero.
El digitador recibe asesoría del rey vallenato Julián Rojas y de ‘Emilianito’ Zuleta. Esta es la tercera oportunidad en que intenta alzarse con la máxima distinción para un acordeonero, sus antecedentes muestran que llegó hasta semifinales.
Aún así, a Fabián Corrales lo inquieta algo, que lo hace, incluso, dudar de la seriedad del Festival de la Leyenda Vallenata.
“Si no le hacen la ‘rosca’ claro que es el rey del festival”, le dijo a Vanguardia Valledupar el cantautor, remembrando que “qué acordeonero desde hace años no gana así…;”.

Atención: ‘Juglar’ busca corona
Desde el público, Gelca Gutiérrez sentía como su corazón latía ‘a millón’. Su hermano, Eibar Rafael Gutiérrez Barranco estaba sobre la tarima ‘Francisco el Hombre’ compitiendo por la corona de rey. “Ese es el mejor. Va a ganar. Va a ser el rey”, decía ella bajo el ‘diluvio’ de su emoción.
Con su acordeón, él ejecutó y cantó el merengue ‘El Vicio’ (Ovidio Granado) y el paseo ‘El músico completo’, que aunque lo compuso Dagoberto ‘El Negrito’ Osorio “esa canción es mía, porque me reflejo ahí”.
Su nota es fresca, distante de los tradicionales cánones del vallenato. “Entreno todos los días, porque desde niño mi sueño es la corona de rey”, señala Eibar, virrey en la categoría aficionado.
El ‘Juglar Urbano’, como es conocido, tiene impulso por lo mediática que resulta su imagen. Es, aunque no se considera, actor y anticipó que “me llamaron para otro proyecto (en televisión)”.

Desde Bogotá
Un piercing en la oreja izquierda delata que no es de aquí. Su acento lo confirma. Juan José Gómez Tovar aunque luce sombrero vueltiá’o y lleva acordeón al pecho es de Bogotá.
“No estoy como para conseguir la corona”, reconoce el ‘cachaco’, quien se motiva al decir que “antes de 2017 debo lograr ser rey, para participar en el rey de reyes (competencia de cada 10 años entre reyes)”.
La victoria en la tierra del Cacique Upar le es esquiva. Participó en aficionado en el año 2000, pero no logró nada y éste es el tercer año en profesional.
Tiene 24 años, una academia en la capital del país que se llama Tierra de Cantores y de acompañantes a un cajero (Andrés Reyes) y un guacharaquero (Javier Alfonso) ‘cachacos’ como él.
“No quiero ser otro Beto Jamaica, aunque lo respeto, porque tengo mi estilo propio”, sentencia Juan José Gómez Tovar, al referirse al único ‘cachaco’ que logró llevarse la corona de rey vallenato en la categoría profesional.

Guacharaquero, el truco
Si hay algo que caracteriza las participaciones de los acordeoneros es el rítmico contoneo de los guacharaqueros, que al friccionar el instrumento muestran destreza en el baile.
José Doloroes Bornaceli Polo toca desde los 15 años la guacharaca. Su secreto está en estregarse en cada presentación pública, aunque confiesa que el mayor trasegar de su vida los tiene como verseador y compositor.
“He sido tres veces rey de la piquería”, indica el guacharaquero, quien pretende este año que su acordeonero (Lucas Dangond) alcance la corona como rey profesional.

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