Farándula


No me creo la viuda del Joe: Mary Luz Alonso

Mary Luz Alonso, la segunda esposa de ‘Joe’ Arroyo, dice que no se cree la viuda del maestro, pero que no puede estar en contra de la gente, que es la que le está dando ese calificativo cada vez que se la encuentran.
“Fueron 20 años (de vivir juntos) y creo que eso vale mucho sentimentalmente. Hay gente que se molesta, yo jamás me creo la viuda, yo sé, pero tú qué puedes hacer si para el corazón de los barranquilleros me tienen a mí. No puedo luchar en contra del cariño de la gente”, dice la señora Alonso, un tanto emocionada.
El siguiente es el diálogo que Mary Luz Alonso, tuvo con El Universal en la residencia ubicada en la Carrera 38 con la Calle 80B, de la ciudad de Barranquilla.

¿Mary Luz, Joe era un noctámbulo?
“Nadie dormía. Las niñas jugaban barbie hasta las 4 de la mañana. Aquí se fritaba bocachico a las cuatro de la mañana. Aquí si la gente venía a las 7:00 de la mañana te llevabas una mentada de madre mía, porque aquí nadie se recibía de día si no de 7 de la noche en adelante. Era cuando íbamos a hacer la primera comida del día, es decir el desayuno”.

¿Cuál era su plato favorito?
“El bocachico, no le gustaba la carne. Podía comer carne una vez al mes, pero no le era de su agrado. También le gustaba la carne de cerdo y la gallina criolla. A las cuatro de la mañana él se podía comer una ‘viuda de bocachico’, era como su desayuno. Le encantaba el plátano amarillo cocido y suero. Le encantaba salir a media noche a comprar frutas, íbamos los cuatro. Es que a él le encantaba la noche y así era su mamá, la señora Ángela. Dicen que los músicos tienen el mal del trópico, que no duermen, pero la señora Ángela no era ninguna música y ella tampoco dormía”.

¿Cuánto tiempo podía durar el maestro sin dormir?
“El dormía, pero en el día. Y dormía full. Él decía que uno de los secretos más importantes para un cantante era dormir bien. Donde mejor se sentía era cuando estaba en Europa y decía que era un horario bacano, porque mientras acá era de día allá era de noche y viceversa”.

¿En esta casa dónde ahora vive usted con sus hijas, cuántos éxitos del maestro pudieron nacer?
“Casi todos. Desde el 85 para acá fueron creados en esta casa. Era aquí donde se inspiraba él”.

Muchos  compositores dicen que se inspiraban en los buses, en ciertos lugares. ¿Dónde y cuándo le surgía la inspiración al Joe?
“Él era una persona que tú la notabas como ausente, se transportaba, hasta el punto de que si  ibas a tener un contacto con él, sentías que estaba como poseído por la musa. Era otra persona totalmente, hasta en su rostro se le notaba la musicalidad. Por ejemplo, cuando nació la ‘Tatico’ él me ayudaba con ellas de noche porque a mí daba mucha pereza, pero él era feliz atendiendo sus hijas. Para dormirlas se sentaba en una mecedora, una a cada lado de su cuerpo y les cantaba canciones como la ‘Niña mariquita’ y había un canto que a él lo hacía llorar que dice: ‘Dónde va José tan triste…; No sé por qué, pero ese canto lo hacía llorar a él”.

Usted dice que cuando Joe componía entraba como en una especie de trance. ¿Ese trance los alejaba de ustedes?
“Era una persona que estaba metida en su cuento. Es como cuando usted está escribiendo, pero usted no está alejando de su familia, pero está ocupado, en su cuento. Y pienso que una como compañera adquiere un respeto hacia el trabajo que ustedes hacen. En esos días él estaba como ausente, totalmente metido en su cuento”.

¿Cree que al Joe le faltó un sueño por cumplir?
“Hay un disco de Paul Simon cantando en África la canción que en Colombia llamamos ‘El sapito’, pero a él no le fascinaba tanto con eso si no cuando salía la banda de Joseph Babalala y él me decía que iba a hacer eso algún día. Soñaba con ver toda una banda de su raza, toda negroide, haciendo con las voces los sonidos. Admiraba mucho eso”.

¿Qué le quedó a Mary Luz Alonso del Joe Arroyo?
“El reconocimiento de la gente, el amor que le profesaban al maestro, es la mayor herencia y creo que tengo un poquito de pertenencia, así ya no hubiéramos estado juntos; fueron 20 años y creo que eso vale mucho sentimentalmente. Hay gente que se molesta, yo jamás me creo la viuda, yo sé, pero tú qué puedes hacer si para el corazón de los barranquilleros me tienen a mí. No puedo luchar en contra del cariño de la gente.
¿Saben algo? el día que llegué a la Catedral de Barranquilla, donde estaban velando el cadáver del maestro, y la gente se puso de pie para corear mi nombre fue como él devolviéndome algo.
Jamás voy a decir que el Joe falló en algo, fui yo la responsable y lo asumo así. Porque le tengo que dar gracias a Dios, al cielo, de que una persona laureada como el Joe hubiera tomado a esta humilde señora para dedicarle 20 años de su maravillosa vida. Eso es algo que no tiene precio. Y con su partida me devolvió muchas cosas: el cariño de la gente”.

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