Eka, el eco de la fusión

La visita a Cartagena, en días pasados, de la cantante africana Mbilia Bel, fue el trampolín para que una colombiana se diera a conocer entre sus coterráneos de la Costa Caribe. Se trata de Érika Muñoz, quien es conocida en el interior del país e internacionalmente como “Eka”, un apelativo familiar que finalmente se convirtió en su sello artístico por el alto nivel de recordación de posee. La misma Érika también tiene un nivel de recordación duradero, debido a que sus presentaciones son entusiastas y pletóricas de dinamismo, como cuando en el Teatro Adolfo Mejía se subió al escenario a cantar “La pollera colorá”, para que Mbilia Bel no sólo conociera la coreografía de la cumbia sino también una de sus principales letras legendarias. O como cuando acompañó a la congoleña en el Estadio de Sóftbol de Chiquinquirá no únicamente haciéndole coros, sino cantando en el idioma lingala “Mobali na ngai wana” (La granada o La bollona), en lo que Bel le dio generosamente un buen espacio, a pesar de ser poco conocida para el público de esa noche. Pero eso fue lo menos importante. Lo más trascendente consistió en que quienes la presenciaron estuvieron de acuerdo con que se trata de una de las mejores cantantes de soukus que tiene Colombia, música que viene asumiendo desde que estaba muy pequeña, incluso, desde antes de matricularse en la Escuela Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, en donde estudió música. Eka es barranquillera. Se sabe, bien vocalizadas, las canciones de los grupos africanos que fueron furor en el Caribe colombiano en la décadas de los 80, época desde la que supo que tenía que hacer algo con ese conocimiento nuevo que le había llegado al alma. Fusiones y más... Y ese algo se dio. Después de hacer parte de varios grupos folclóricos, interpretando toda la gama de ritmos de la Costa Caribe colombiana, decidió trabajar como solista; y su primera apuesta fue combinar el soukus con el bullerengue y demás aires vernáculos. Desde entonces ha prestado su voz para proyectos en Colombia y el exterior, mediante giras con Sidestepper, Pernett & The Caribbean Ravers y Sargento García entre otros, ante públicos de 10 y 100 mil asistentes. Su proyecto como solista tiene la influencia de cantadoras como Totó La Momposina y Petrona Martínez; pero también de iconos mundiales como Celia Cruz y las africanas como Zap Mama y Angélique Kidjo, entre otras. En 2008 representó a Colombia en el festival Viña del Mar (Chile), en la categoría folclórica con su canción “Corre que te corre”, clasificándose como finalista entre más de doscientas ochenta propuestas enviadas de diferentes partes de Latinoamérica. Fue galardonada por la Orquesta Filarmónica de Bogotá con el segundo puesto como una de las mejores bandas de la región caribeña de Colombia en 2009. Su espectáculo llegó a Europa de la mano del Mercat de Música Viva de Vic; y a Centroamérica invitada por la Cancillería de Colombia, presentándose en San Salvador, Ciudad de Guatemala y Antigua, en septiembre de 2009. Desde hace más de 10 años está radicada en Bogotá, en donde ha desarrollado toda su carrera artística, por lo cual se le conoce poco en su propia región, vacío que está dispuesta a llenar con una gira que abarcará todos los festivales de música folclórica del Caribe colombiano en donde presentará sus canciones y su grupo con su propuesta de soukus-folclor. En estos momentos está grabando el que será su primer álbum como solista, del cual ya se conocen tres canciones: “Corre que te corre”, “Volá, volá”, de Iván Benavides (el autor de la “La tierra del olvido”) y “Oye pa’ que veas”. Anuncia que a finales de este año estará terminada la producción; y a mediados de 2011 saldrá al mercado discográfico. Entre sus planes está grabar a dúo con Mbilia Bel y con Lokassa Ya Nbomgo, algo que logró concertar en Cartagena como un inicio con pie derecho para conquistar a su propia región.