Farándula


Rafael Salas: dejó de sonar el acordeón de un Rey agradecido

REDACCIÓN COLOMBIA

23 de abril de 2011 12:01 AM

“Así como se tiñen
los picos de las montañas
cuando va muriendo el sol
así tiene que ser el color del fuego/ de nuestro gran amor.
No dejes que ciegue tú alma/ la duda
por comentarios que te haga la gente…;”.

A una sola melodía, y cantando la introducción del paseo ‘El sentido de mi vida’, fue recibido el cuerpo sin vida del Rey Vallenato,  Rafael Antonio Salas Mendoza, en el templo San José Obrero del barrio Primero de Mayo de Valledupar.
Eran las tres de la tarde del jueves 21 de abril, paradójicamente, un mes importante para cualquier acordeonero, como en el caso de Rafael Salas, que se había ceñido la corona de Rey Profesional del Acordeón en la decimosegunda versión del Festival de la Leyenda Vallenata.
La plaza del barrio que muchas veces lo aplaudió durante sus actuaciones sobre la tarima ‘Juan R. Leyva’, estaba atiborrada por sus colegas acordeoneros, músicos, cantantes, compositores, verseadores y un gran número de los miembros de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata y de esa amplia familia llamada folclor vallenato.
Todos a una, y uno para todos, habían concurrido para darle el último adiós a ‘Rafa’ Salas, un acordeonero que se destacó por su amor a la música vallenata, aire autóctono del cual se hizo interprete gracias al legado que recibió de su padre, Antonio ‘Toño’ Salas y su tío Emiliano Zuleta Baquero.

‘RAFA’, EL AMIGO FIEL
Dentro del templo, una multitud de personas se agolpó para ‘testimoniarle’ su póstuma admiración a ese digno representante de una dinastía que encumbró el folclor que hoy traspasa las fronteras con sus pitos y bajos.
La cita bíblica contenida en Romanos 8:13: “Si Dios está conmigo, quién contra mí?”, fue usada por el sacerdote Dilson Torrejano, para ahondar en la existencia y la impronta personal dejada por el Rey Vallenato Rafael Salas, durante su paso por la vida terrenal. De igual manera, el ministro de Dios resaltó sus virtudes como amigo fiel y su manera de ejercer el apostolado de la gratitud con sus colegas, familiares y amigos.

TESTIMONIO DE AMISTAD
Después de una ceremonia donde se exaltó con sobradas razones las virtudes y cualidades del Rey Vallenato fallecido unas horas atrás, el cortejo fúnebre debió hacer una pausa a la salida del templo, porque en ese momento los fuelles y las gargantas lastimeras volvieron a escucharse entonando la canción ‘El destierro de Simón’.
Vestidos de blanco, sobresalían en el grupo de músicos que entonaba el paseo de Rafael Escalona, los Reyes Vallenatos  Alberto ‘Beto’ Rada y José María Ramos Jr, Carlos Bracho, Roberto Ahumada, conjunto al cual se sumaron varios los Niños de la Escuela Talento Vallenato ‘Rafael Escalona’.
Mientras los despojos mortales de ‘Rafa’ recibían las últimas bendiciones por parte del sacerdote, una nube de familiares, amigos y colegas pasaron del sollozo al llanto, mientras otros se confundían en abrazos de consuelo por la pérdida del amigo fiel, el padre cariñoso y el músico consagrado.

“RAFAEL SALAS NO HA MUERTO”
Aunque conocedores, en su mayoría, de la inmensa misericordia de Dios, los acordeoneros, músicos y cantantes acompañantes del cortejo fúnebre recibieron el cadáver en el cementerio Jardines del Ecce Homo con el canto ‘El encargo’, una bella melodía compuesta por el patillalero José Hernández Maestre, y con la cual le ‘encargaron’ al Todopoderoso la vida celestial de su amigo.
Mientras un grupo de acompañantes ‘mataba’ la pena con unos tragos, bajo la escasa sombra de un Azahar de la India, el grupo de acordeoneros y músicos que nunca se despegó del féretro volvieron a homenajear a su amigo con el paseo ‘El gallo y el pollo’.
Después, un momento eterno, unos segundos que duraron casi una vida, un letargo que fue interrumpido por las palabras sentidas de Álvaro ‘El Ñame’ Mendoza, los versos de su pariente Julio Salas, el discurso exaltador de Sergio Moya Molina y las palabras de agradecimiento de Juan de Dios Torres.
Ese fue el epílogo de una triste jornada y sobre esa tumba adornada con ramos, coronas y cintas, su hija Marieth, en nombre de su familia seguía recibiendo abrazos de pésame y palabras de consuelo. En el ambiente quedó uno de los versos que minutos antes había improvisado el rey de la piquería Julio Salas: “Estoy lleno de tristeza/ mi mente que así se inspira/ Rafael salas no está muerto/ sigue vivo entre nosotros”.
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EXALTACIÓN AL REY VALLENATO, RAFAEL ANTONIO SALAS MENDOZA

ACUERDO No. 001
Del miércoles 20 de abril de 2011

POR LA CUAL SE EXALTA LA MEMORIA DEL REY VALLENATO,
RAFAEL ANTONIO SALAS MENDOZA

El Presidente Ejecutivo y la Junta Directiva de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, respondiendo a sus deberes estatutarios y,

CONSIDERANDO

Que el destacado ciudadano, RAFAEL ANTONIO SALAS MENDOZA, fue ganador de la corona profesional en el Décimo Segundo Festival de la Leyenda Vallenata celebrado en 1979.
Que por el invaluable aporte hecho por este destacado acordeonero, perteneciente a la más grande dinastía de la música vallenata, se resalta su amor y entrega a la música que lo acompañó siempre y la cual defendió hasta sus últimos días.
Que RAFAEL ANTONIO SALAS MENDOZA, deja como ejemplo su impronta de humildad, gentileza, serenidad , actitud ponderada y que para el Festival de la Leyenda Vallenata, fue motivo de alegría y complacencia su presencia en distintos escenarios donde con su acordeón, sus canciones y su canto, demostró su casta y sus deseos de ser vocero de la auténtica música vallenata.
Que el Rey Vallenato, RAFAEL ANTONIO SALAS MENDOZA, natural del corregimiento de El Plan, municipio de La Jagua del Pilar, La Guajira, fue un destacado baluarte y alcanzó importantes logros que lo convirtieron en un paradigma de nuestra música vallenata.
Que fruto de su trabajo y creatividad quedan para el patrimonio musical colombiano, hermosas páginas de gran sabor vernáculo, que en su partida para la eternidad son recordadas por los medios de comunicación, por sus familiares, paisanos y por sus amigos.

Por lo anterior,

RESUELVEN:

Art. 1º.- Rendirle un sentido y póstumo homenaje  al Rey Vallenato y querido amigo, RAFAEL ANTONIO SALAS MENDOZA, quien predicó con su ejemplo y regaló importantes obras musicales.

Art. 2º.- Ponerle de presente a su familia, colegas, paisanos y amigos que el nombre de RAFAEL ANTONIO SALAS MENDOZA, queda inscrito para siempre a través de sus obras y en las páginas de la historia de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata donde fue un acordeonero valioso, activo y cuyos aportes fueron fundamentales para ser hoy grandes en el concierto nacional e internacional.

Art. 3.- Será motivo de orgullo para los miembros de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, dejar constancia de que su obra musical es ejemplo para las nuevas generaciones.

Dado en la ciudad de los Santos Reyes de Valledupar, a los 20 días del mes de abril de 2011.

COMUNÍQUESE Y CÚMPLASE
RODOLFO MOLINA ARAÚJO
Presidente Ejecutivo

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