Esta expresión fue lanzada por la funcionaria en respuesta a las denuncias hechas por familiares de los internos de la Cárcel de Ternera, la funcionaria afirmó que no se han extralimitado y que las reglas son necesarias, sobre todo en esta comunidad.
Luego de las múltiples denuncias hechas por los familiares de los internos de la Cárcel de Ternera e incluso la manifestación liderada por mujeres el pasado martes, Claudia Suárez Urrego, directora de la Cárcel de Ternera, decidió hablar.
“Esta comunidad no está acostumbrada a las reglas y la disciplina, cuando la casa está desorganizada, hay que ponerla en orden”, afirmó la mujer, que tiene poco más de un mes en el cargo.
El Universal le preguntó sobre la principal preocupación de los familiares de los internos: los choques eléctricos que supuestamente reciben para hacerlos hablar y otro tipo de maltratos.
“Esto es falso, esos rumores surgieron el pasado 13 de julio durante la visita. Lo que sucedió fue que dos días antes se había ido la energía y cuando la empresa vino a subsanar el problema dejaron sueltos unos cables que terminó por pasarles corriente a las mujeres porque estaban sudadas y por los charcos que se formaron, pues había llovido el día anterior”, aseguró Suárez Urrego.
“No les pasó corriente solamente a ellas, también a los miembros de los cuadros de mando que estaban apoyando en el ingreso de las visitas”, agregó.
Controles son necesarios
Claudia Alejandra Suárez Urrego reconoce las dificultades a las que se enfrenta liderando esta comunidad.
“El día del amotinamiento (13 de julio) entre 8 y 10 a.m debimos llevarnos en la patrulla a 14 mujeres, incluídas señoras de la tercera edad, había una de 72, porque traían droga en sus partes íntimas. Una trajo una bola de marihuana, otra pepas, a otra le sacamos un celular y a otra plata”, advirtió la directora de la Cárcel.
La funcionaria informó que el 80% de la población reclusa oscila entre los 22 y 35 años y que la mayoría son drogadictos. Estas y otras muchas situaciones ameritan controles, pero asegura que estos no atentan contra los derechos humanos.
“Para que den fe de esto, hemos invitado a la Defensoría y a la Procuraduría a que hagan veeduría especialmente en estos días de visitas y a pesar de las dos invitaciones que les hemos hecho a estos organismos en el último mes, ninguno ha venido”, agregó la funcionaria.
Una petición
La directora de la Cárcel de Ternera afirma que espera poder reunirse pronto con el alcalde de Cartagena, Dionisio Vélez, para que conozca la situación real de este centro penitenciario.
“Cuando llegué hicimos una parametrización del establecimiento, es decir, acomodamos los pabellones de acuerdo a la situación jurídica de los internos, no se puede tener a los sindicados revueltos con los condenados. Los sindicados son sujetos que se presumen inocentes hasta que se demuestre lo contrario”, explicó la funcionaria.
“Sé que el alcalde recién ingresa al cargo, pero me gustaría poderme sentar con él porque tengo 1.200 internos sindicados y pertenecen al Distrito, es decir a Cartagena. Necesitamos recursos para apoyar esta población que tiene los mismos gastos (alimentación, aseo, colchones) porque estamos en emergencia carcelaria como lo decretó el Ministerio”, instó.
“La ley 65 en sus artículos 17, 18 y 19 manifiesta que los municipios o alcaldías deben dejar una partida presupuestal para la manutención de esta población. El Concejo debe tener en cuenta esta partida dentro del presupuesto”, afirmó Suárez Urrego.
La parte social
Pese a la imagen dictatorial que tienen los familiares de los reclusos sobre la funcionaria, manifestó su interés de poner en marcha programas en favor de las población recluída.
“Las comunidades terapéuticas es un programa para ayudar a la población con problemas de drogadicción. Además de desintoxicarlos, se les habla de principios, valores y el afecto, todo esto en compañía de sus familiares”, explicó la directora, quien afirmó que este programa se empezaría a desarrollar el próximo año.
También planea la visita de colegios con problemáticas de violencia y pandillas “para que vean lo difícil que es ingresar a la cárcel y lo difícil que es salir de ella y que con esa condena además arrastran a sus familias”, agregó.
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