“Esa es nuestra lucha actual”, dijo el viernes Céleo Alvarez Casildo, líder de la Organización de Desarrollo Etnico Comunitario (ODECO), que auspicia la Primera Cumbre de Afrodescendientes en esta ciudad hondureña con el respaldo de las Naciones Unidas.
El evento, que se realiza en la ciudad de La Ceiba a unos 400 kilómetros al norte de la capital, es organizado por un comité internacional de 17 países.
“Luchamos por tener voz y ser escuchados en los organismos mundiales”, añadió. “Nuestro objetivo es que los afrodescendientes estén al menos en la ONU, Unión Europea, Organización de los Estados Americanos, Unión de Países del Sur y el Sistema de Integración Centroamericana”, sostuvo.
Señaló que los delegados de las comunidades negras podrán abordar y solucionar de manera directa, sin intermediarios, los problemas políticos, sociales, culturales y ambientales.
Alvarez explicó que el número de representantes en cada foro internacional “es negociado y surgirá por regiones o países a través de un mecanismo especial”.
Señaló que “algo viable” al respecto ocurriría en la reunión de las Naciones Unidas a celebrarse en Nueva York el 22 de septiembre, al conmemorarse el décimo aniversario de la Declaración de la Tercera Conferencia Mundial contra el Racismo de Durban, Sudáfrica.
Para el costarricense Carlos Minott, descendiente de esclavos africanos llevados a Francia, “la aceptación de los foros internacionales a nuestra gente es una retribución y una reparación histórica a la dignidad humana de los afrodescendientes, y la visibilización de nuestra presencia a nivel mundial”.
Sostuvo que “somos pueblos que hemos aportado mucho a la identidad de las naciones y, pese a ello, somos ignorados por la justicia, la educación y los procesos de desarrollo”. Minott trabajó como consultor de las Naciones Unidas y trabaja en una empresa en Panamá.
La brasileña Martha Rangel, consultora de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina, dijo que “los gobiernos están obligado a exigir para lograr el reconocimiento mundial de los descendientes de africanos, que ejercen fuerte presión para ser aceptados por nuestras sociedades”.
Señaló además que “los gobiernos deberán recoger las aspiraciones de estos sectores humanos para demandar plazas para ellos en los organismos del mundo”.
Tanto Minott como Rangel expusieron temas en la cumbre en torno al futuro de los grupos étnicos latinoamericanos.
Al evento de tres días asisten más de 700 representantes de 70 naciones con el objetivo de combatir el racismo y la discriminación y hacer prevalecer los derechos milenarios de ese grupo étnico.
En su proyecto de declaración, la cumbre pedirá al mundo adoptar medidas para que las víctimas del racismo tengan un completo acceso a la justicia y políticas que reduzcan la pobreza y mejoren la educación, salud, vivienda y empleo.
También solicitará a las Naciones Unidas que declare el Decenio de los Pueblos Afrodescendientes en el Mundo a partir de 2012 y ponga en marcha un fondo de desarrollo que ayude a esas comunidades a salir de su pobreza.
La población de América Latina pasó de 166 millones de personas en 1950 a 513 millones en 2000 y se espera que sea de más de 800 millones en 2050. El 20% de esa población esta formada por afrodescendientes.
Mundo
Afrodescendientes abogan por estar en organismos mundiales
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