Bolivia y Brasil firmaron este miércoles una alianza más fuerte para luchar contra el narcotráfico que arrancó en la víspera con un vasto operativo policial en la frontera y la detención de 35 personas, informó el ministro de Gobierno, Sacha Llorenti.
El acuerdo incluye el uso de aviones no tripulados, capacitación de policías bolivianos en Brasil, asesoramiento para combatir el lavado de dinero y el uso de mejor tecnología, informaron en rueda de prensa Llorenti y el ministro brasileño de Justicia, José Eduardo Cardozo.
Los dos países se comprometieron a incrementar el número de policías antidroga en la frontera común de 3.400 kilómetros. No se dio a conocer en detalle los acuerdos firmados el miércoles tras dos días de negociaciones.
Cardozo no precisó el monto de la ayuda brasileña pero subrayó que “el combate al crimen organizado es la prioridad más alta” de la presidenta Dilma Rousseff. “Brasil tiene una voluntad política real de enfrentar el crimen organizado”, sostuvo.
Los aviones no tripulados, de fabricación israelí y que Brasil comenzó a usar dos años atrás, serán dirigidos a distancia por la policía federal y rastrearán las comunicaciones y movimientos de los narcos. Cardozo dijo que operarán desde agosto.
Llorenti explicó que el acuerdo con Brasil “pretende convertirse en el eje articulador de la lucha regional contra el narcotráfico” que Bolivia impulsa al interior de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Bolivia ha venido insistiendo en “regionalizar la lucha antidroga” para restar influencia a Estados Unidos en esa materia.
Cardozo destacó el “esfuerzo fantástico” del gobierno boliviano en el combate al narcotráfico y aseguró que Brasil comparte la visión de Bolivia de luchar contra ese delito “respetando los derechos humanos (de los cocaleros), la autonomía del país y las costumbres culturales” respecto de la coca.
Ninguno de los ministros mencionó un plan piloto trilateral con la participación de Estados Unidos para el monitoreo de coca excedente cuya aprobación fue anunciado antes de la llegada de Cardozo.
Los dos ministros sobrevolaron sembradíos el martes e inspeccionaron la erradicación de cultivos excedentes de coca, materia prima de la cocaína.
Brasil es el socio más importante de Bolivia en la guerra antidroga desde que Morales expulsó a la agencia estadounidense DEA a fines de 2008 a la que acusó de espionaje. Desde entonces Washington redujo su aporte económico al combate al narcotráfico a este país.
El operativo policial mencionado tuvo lugar el martes y concluyó con la detención de 35 personas, la confiscación de inmuebles y vehículos por un equivalente a 5,8 millones de dólares y el decomiso de una cantidad de cocaína no precisada por el ministro Llorenti. Un fiscal informó inicialmente de dos toneladas de cocaína decomisadas, pero Llorenti dijo que ese cálculo “es erróneo”.
Brasil es el principal mercado de la cocaína boliviana y peruana, buena parte de esta última ingresa por territorio de Bolivia. La droga es reexportada por mafias brasileñas hacia contactos en Africa Occidental y desde allí a Europa, según las autoridades.
Llorenti y Cardozo deslizaron discrepancias en cuanto a la influencia de las mafias. “No hay carteles instalados en Bolivia”, aseguró el ministro boliviano mientras Cardozo sostuvo que “el crimen organizado está globalizado, migra y tiene tentáculos en otros países”.
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