La coalición bombardeó este miércoles, por primera vez en dos días, posiciones de las tropas leales al dirigente libio Muamar al Gadafi, que lograron reconquistar la terminal petrolera de Ras Lanuf obligando a los rebeldes a replegarse hacia el Este.
La OTAN anunció, por su parte, que empezó a ponerse al mando de las operaciones aéreas en Libia para tomar el relevo de la coalición dirigida por Estados Unidos, en un traspaso que, según la Alianza Atlántica, es “gradual”.
En el plano político, Gadafi sufrió un grave revés, luego de que su ministro de Relaciones Exteriores, Musa Kusa, una de las principales figuras del régimen, anunciara su dimisión al llegar el miércoles por la noche a Londres tras una breve estadía en Túnez, según un comunicado del Foreign Office.
Un alto responsable estadounidense, que pidió el anonimato, calificó esta dimisión como “muy significativa” y estimó que se trata de “una señal de que los allegados a Gadafi creen que el fin del régimen se acerca”.
La coalición llevó a cabo un ataque aéreo contra las fuerzas de Gadafi al oeste de Ajdabiya. El ataque llenó de alegría a un centenar de rebeldes congregados en la puerta oeste de la ciudad, constató la AFP.
Por la noche, aviones sobrevolaron la capital libia y se escucharon explosiones en un suburbio del sureste en donde el objetivo era, según un habitante del lugar, un sitio militar. La agencia oficial libia, Jana, confirmó el ataque pero sostuvo que el blanco fue “un sector civil de Trípoli”.
Poco antes, el régimen de Gadafi denunció el “apoyo” militar de la coalición “a las bandas armadas de Al Qaida en la región Este de Libia” y lo consideró “contrario a las leyes y normas internacionales que rigen las relaciones entre los Estados”.
Los insurgentes habían pedido con insistencia ayuda a la coalición internacional, cuya ausencia de ataques fortaleció a las fuerzas de Gadafi y les permitió apoderarse el miércoles por la mañana del puerto petrolero de Ras Lanuf y progresar hacia Brega, a unos 80 km al oeste de Ajdabiya.
Es más, según fuentes rebeldes, Brega habría caído en manos del ejército gubernamental por la tarde, una información inverificable por ahora, aunque, en Ajdabiya, un periodista de la AFP escuchó cañonazos procedentes de la región de Brega, lo que demuestra la rápida progresión de las fuerzas de Gadafi poco antes del ataque aéreo.
Ras Lanuf, a 370 km al oeste de Bengasi, bastión rebelde en el Este, estaba en poder de los insurgentes desde el 27 de marzo.
El avance progubernamental obligó a los rebeldes a retroceder hacia el Este, bajo intensos disparos de tanques y de artillería, primero hacia Brega y luego hacia Ajdabiya, de la que también escapaban sus habitantes y los periodistas.
Más al oeste, en Misrata, las tropas leales a Gadafi llevaron a cabo este miércoles una ofensiva con tanques y cohetes, un día después de un ataque que, según la rebelión y un médico, se cobró 18 vidas.
Durante los dos últimos días las fuerzas del régimen lograron detener el avance rebelde en un primer momento y luego invertir la situación a su favor.
Un portavoz de los rebeldes, el coronel Ahmad Bani, afirmó que la retirada del miércoles de varias ciudades se explicaba por el hecho de que enfrentan una fuerza formada por miles de miembros de la guardia republicana de Chad.
Bani negó categóricamente que elementos de Al Qaida se encontraran en las filas de los rebeldes como lo dio a entender un jefe militar de la OTAN.
Los rebeldes pedían a voz en grito la reanudación de los ataques aéreos en la carretera de Sirte, ciudad natal del coronel Gadafi, interrumpidos desde hace dos días.
Estas operaciones aéreas lanzadas el 19 de marzo con la autorización de la ONU son esenciales para la progresión de los rebeldes, mal equipados con relación a las fuerzas de Gadafi.
“Queremos dos cosas”, explicaba a la AFP un combatiente, Yunés Abdelghaim, enarbolando una Kalashnikov y una bandera francesa cerca de Brega. “Que los aviones bombardeen los tanques y la artillería pesada de Gadafi, y que (la coalición) nos dé armas para que podamos luchar”.
Pero el tema del suministro de armas a los insurgentes divide a la comunidad internacional.
En tanto, la OTAN anunció que empezó a tomar el miércoles el mando de las operaciones aéreas luego de que la coalición dirigida por Estados Unidos iniciara el traspaso que se hará “gradualmente”.
Un diplomático había indicado el martes que la OTAN tomaría el control efectivo de toda la operación el jueves por la mañana.
En el poder desde hace 42 años, Gadafi se enfrenta a un movimiento de revuelta desde el 15 de febrero, al que acusa de actuar por cuenta de Al Qaida, y se niega a dimitir.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, estimó que Gadafi “está haciendo lo que tiene que hacer, resistir una agresión imperial”, y aseguró que “no está previsto que Gadafi salga de Libia”.
A la coalición, Chávez la acusó de estar “robando 200.000 millones de dólares (de las reservas internacionales) del pueblo libio”.
En tanto, el exembajador de Libia ante la ONU, Abdulrahman Shalgam, que renunció a su cargo, tildó de “mercenario” al ex canciller nicaragüense, Miguel D'Escoto, que fue nombrado por el presidente Daniel Ortega como el representante del gobierno de Gadafi ante la ONU.
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