El parlamento de Serbia aprobó ayer por estrecho margen una declaración en la que condena la matanza de 8.000 musulmanes perpetrada por serbios en 1995 en Srebrenica, en un esfuerzo por alejar al país del pasado belicista del extinto hombre fuerte Slobodan Milosevic. La declaración, que expresa condolencias y ofrece disculpas a las familias de las víctimas, recibió una escasa mayoría de 127 votos a favor entre los 250 legisladores del parlamento, tras un debate que duró un día y que puso de manifiesto las persistentes divisiones en torno a la participación de Serbia en el conflicto de 1990. “La Asamblea Nacional de Serbia condena con severidad el crimen cometido en julio de 1995 contra los residentes bosnios en Srebrenica... expresa sus condolencias y ofrece sus disculpas a las familias de las víctimas debido a que no se hizo todo lo posible para impedir la tragedia”, se afirmó en la declaración. La coalición prooccidental gobernante propuso la condena y afirmó que ésta contribuirá a la reconciliación regional y a los esfuerzos de Serbia para convertirse en integrante de la Unión Europea. “Limpiaremos la cara del país con esta declaración”, dijo la diputada Jalena Trivian, de la coalición de gobierno, durante el debate. Las autoridades de la Unión Europea han indicado a los gobernantes de Belgrado que deben separarse de las políticas de Milosevic si pretenden vínculos más estrechos con el bloque. Los legisladores nacionalistas rechazaron la declaración sobre Srebrenica y la consideraron “vergonzosa” e “injusta”. Los nacionalistas afirmaron que pocas personas perecieron en Srebrenica y rechazaron las acusaciones occidentales de que hubo ejecuciones masivas. “Serbia firma su propia culpabilidad con esta declaración”, dijo el diputado nacionalista Slobodan Samaradzic. Velimir Ilic, otro legislador de oposición, preguntó: “¨Por qué quieren ustedes poner una marca que será difícil de quitar a las futuras generaciones?” En Sarajevo, las familias de las víctimas bosnias expresaron su disgusto con la declaración debido a que no consideró la matanza un genocidio, conforme a fallos de cortes internacionales.
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