La protesta, contagiada por todo el país, sacó a las calles a unas 60.000 personas el viernes por la noche, según el ministerio del Interior, y a otros cientos en varias ciudades europeas como París, Londres y Bruselas.
Después de una multitudinaria concentración de casi 20.000 personas el viernes hasta altas horas de la noche en la emblemática plaza madrileña, el llamado movimiento 15-M (empezaron a manifestarse el 15 de mayo) pretendían quedarse hasta hoy a pesar de la prohibición.
“Para hoy (ayer) y mañana (hoy) tenemos una prioridad muy clara: respeto total y absoluto a la jornada de reflexión y electoral”, explica a la AFP Juan López, uno de los portavoces del movimiento en Sol.
Las protestas coinciden con las elecciones de hoy, en las que se eligen los representantes en ayuntamientos de toda España y los parlamentos de 13 de las 17 regiones, con la derrota prevista de los socialistas del presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Pero según sus organizadores, esta acción no tiene que ver con éstas y va más allá.
Tras dos años de recesión, la economía española se recupera con dificultades, pero no así el desempleo, que se disparó desde un 8% antes de la crisis a más del 21% actualmente. Entre los menores de 25 años, supera ya el 44%.
Voz de apoyo de otros países
Más de medio centenar de personas se reunieron frente la embajada de España en la capital mexicana para solidarizarse con los jóvenes españoles que protestan en Madrid por falta de vivienda y empleo, comprobó un periodista de la AFP. Los manifestantes mostraron pancartas que rezaban leyendas como “si no nos dejáis soñar no os dejaremos dormir” o “solidaridad con el pueblo español, estamos hartos y somos hartos”.
En París, unas 250 personas se congregaron en la plaza de la Bastilla para dar su apoyo.
Los manifestantes, estudiantes en su gran mayoría, desplegaron una pancarta en la que podía leerse “Spanish revolution, people of Europe rise up” (revolución española, pueblos de Europa levantaos”).
Por su parte, en Bruselas unas 500 personas se congregaron delante de la embajada de España, informó la agencia Belga.
“Nos sentimos rehenes de los políticos y los banqueros que provocaron la crisis”, explicó uno de ellos, Marc, enfermero que perdió su trabajo. “Son los banqueros los que deberían pagar y no los pequeños trabajadores”, dijo.
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